CLAUDIA FERNÁNDEZ Y LEONEL DELMÉNICO
Imágenes exclusivas de la boda en Pilar.
Como salida de un cuento de hadas, en el que la protagonista ve realizados todos sus sueños, Claudia Fernández (32) fue cumpliendo con cada una de las metas que se trazó desde que llegó de su Uruguay natal. Primero a nivel laboral, demostrando sus condiciones sobre las tablas, en las que la escultural vedette, que deslumbrara en la obra “Maipo siempre Maipo”, le dio paso rápidamente a una actriz ya consolidada durante la última versión de “Confesiones de mujeres de 30”. Y, en simultáneo con el éxito profesional, “Lay”, como la llaman cariñosamente en su familia, encontró de este lado del Río de la Plata al príncipe azul con el que siempre soñó: Leonel Delménico (31).
La artista uruguaya y el empresario argentino empezaron a escribir su historia de amor en febrero del año último, en Mar del Plata, y a partir de entonces fueron entrelazando sus vidas en un intenso romance que, al cabo de poco más de un año, los encontró el pasado viernes frente al altar y con una nueva vida en camino. “Estoy súper feliz, muy emocionada y ansiosa, ya que deseaba mucho este momento. Finalmente el día llegó, y lo vivimos con mucha alegría con Leonel. Teníamos el deseo de formar una familia, y gracias a Dios Mía ya está en la panza”, le confesó en exclusiva a CARAS, horas antes del gran momento, mientras se preparaba en la intimidad de la habitación 306 del Sheraton Pilar.
Allí, acompañada por Nancy, su madre, por Mariana, una de sus hermanas, por su suegra, María del Carmen, y por su sobrinita Agustina (quien fue la encargada de llevar los anillos), Claudia vivió los momentos previos con una llamativa tranquilidad. “Debe ser porque soy reincidente”, bromeó minutos antes de dejar el hotel rumbo a Espacio Pilar, donde tuvo lugar la boda para unos 400 invitados, muchos de ellos llegados especialmente desde el Uruguay a través de Sol Líneas Aéreas, de la cual Claudia es su imagen. Mientras Ana Majer la maquillaba y Nicolás León le daba forma al peinado, la ahora señora de Delménico compartió con algunos de sus íntimos los comentarios que, desde los programas de la tarde, llegaban sobre su casamiento.
En una habitación contigua, su flamante esposo se probaba, rodeado por su padre, Oscar, y por su hermano, Gabriel, el traje en tono “azul profundo” que Daniel Casalnovo le preparó especialmente para su noche más esperada. “Estoy muy tranquilo, con muchas ganas de que llegue el momento, porque lo soñamos y lo planificamos mucho. Me caso con la mujer de mi vida, así que estoy plenamente feliz”, expresó el novio.
Cuando llegaron al salón de eventos, pasadas las 21.30, los novios se encontraron con un paisaje de ensueño. Un manto de faroles marroquíes y velas iluminaba aun más la noche, y una alfombra bordeada por pequeños bancos de madera blanca les marcaba el camino hacia el altar montado sobre un gazebo al final del parque. Enfundada en un vestido de Laurencio Adot, la novia recorrió, del brazo de su abuelo José Antonio, los escasos metros que la separaban de uno de los capítulos más trascendentales de su vida. Al llegar, la recibieron Fernando, su padre, y los dulces acordes de tres violinistas mujeres (que trabajaron con ella en el Maipo) que interpretaron la marcha nupcial. La ceremonia no religiosa (debido a que ella ya había estado casada anteriormente), estuvo presidida por el psicólogo social Lito Dorfman, y plagada de momentos destacados.
Luego de unas cálidas palabras de bienvenida, las madres de ambos fueron convocadas a encender cada una una vela como “símbolo de la luz del camino que eligieron”, mientras que un tercer candelabro fue prendido conjuntamente por los novios. A continuación, y con la voz entrecortada por la emoción, sus hermanos Mariana y Gabriel, acompañados por Tammara, amiga de Claudia, les leyeron tres cartas que pusieron a la pareja al borde de las lágrimas. Si bien el tono de todas fue altamente emotivo, resultó impactante escuchar de boca de Gabriel, quien padeció leucemia, la frase “si estoy vivo es gracias a vos”, en referencia a su hermano. Luego llegó el momento en que Agustina, sobrina de Claudia, les entregara las alianzas en oro blanco (de la línea Love de Cartier) para ser bendecidas. “Amar es encontrar la felicidad del otro en la propia felicidad”, les dijo el oficiante de la ceremonia, y les pidió a novios y padrinos que firmaran el pergamino que refrendaba el compromiso adquirido.
Tras el consentimiento de ambos, y la correspondiente entrega de los anillos, los novios compartieron con todos los presentes el sentimiento que los embargaba en ese instante. “Quiero cuidarte a vos, a Mía y a los bebés que vengan, porque quiero tener cuatro o cinco”, le dijo él mirándola a los ojos con ternura, a lo que ella le respondió que “me diste lo más lindo que tengo”. Luego de rezar un Padrenuestro a pedido de los novios, los mismos quedaron consagrados definitivamente como marido y mujer.
Tras las fotos de rigor, la feliz pareja hizo su ingreso al salón con el tema “Un poco loco” de Sergio Denis sonando de fondo, y entre los papelitos y el humo de la pista llegó el tradicional momento del vals, que culminó con él tomándola de la cintura y levantándola en el aire. Entre plato y plato del catering servido por Cepa de Cocineros, la música del grupo Sarapura hacía bailar a todos los presentes, entre quienes se encontraban Daniel “La Tota” Santillán, Adrián “Facha” Martel, Reina Reech, Adriana Salgueiro, Anamá Ferreira, Darío “el Chino” Volpato, Mirta Wons y las modelos del staff de Leandro Rud, Victoria Vanucci e Ivana Palotti. Cuando promediaba la velada, llegó la sorpresa que Leonel le había reservado a la mujer de su vida. Fue cuando Valeria Lynch irrumpió en la pista entonando el tema “Me das cada día más”, para luego subir al escenario y continuar completando un mini-recital de seis canciones con otros hits como “Señor amante” y “Qué ganas de no verte nunca más”.
Inmediatamente, la emoción fue increscendo con la proyección de un video que recordaba a aquellos que ya no están y le daba la bienvenida al nuevo ser que Claudia lleva en su vientre, con la muestra de una ecografía en la que se escuchaban los latidos del corazón de Mía. “Cuando nos enteramos que iba a ser una nena Leonel lloró de emoción, porque él deseaba mucho tener una hija mujer. Ya me dijo que le encantaría que salga igual a mí, y me avisó que ya está preparando el arma para que no se le acerque ningún hombre. Estamos felices que Mía haya podido acompañarnos en esta noche tan especial desde la panza, es lo más lindo que nos pasó en la vida”, afirmó ella sobre la llegada de su primogénita, que nacerá a fines de octubre.
Luego de un break en el baile, Adriana, una de las hermanas de la novia, se quedó con el anillo durante la tradicional ceremonia de sacar las cintas, tras lo cual llegó el cierre de la fiesta con la actuación del grupo uruguayo “Los Fatales”, los preferidos de Claudia. Cerca de las seis de la mañana, los novios abandonaron el lugar, ya que al mediodía del sábado volaron a Brasil, donde disfrutarán de la Luna de Miel. Seguramente allí, con el mar y el sol como testigos, ella repasará íntimamente las imágenes de su boda, se reflejará en los ojos de su amado, y, acariciándose la panza, sentirá que, con la llegada de Mía, prevista para fines de octubre próximo, terminará de poner el broche de oro al capítulo más importante de su vida.
FUENTE: REVISTA CARAS ARGENTINA
Imágenes exclusivas de la boda en Pilar.
Como salida de un cuento de hadas, en el que la protagonista ve realizados todos sus sueños, Claudia Fernández (32) fue cumpliendo con cada una de las metas que se trazó desde que llegó de su Uruguay natal. Primero a nivel laboral, demostrando sus condiciones sobre las tablas, en las que la escultural vedette, que deslumbrara en la obra “Maipo siempre Maipo”, le dio paso rápidamente a una actriz ya consolidada durante la última versión de “Confesiones de mujeres de 30”. Y, en simultáneo con el éxito profesional, “Lay”, como la llaman cariñosamente en su familia, encontró de este lado del Río de la Plata al príncipe azul con el que siempre soñó: Leonel Delménico (31).
La artista uruguaya y el empresario argentino empezaron a escribir su historia de amor en febrero del año último, en Mar del Plata, y a partir de entonces fueron entrelazando sus vidas en un intenso romance que, al cabo de poco más de un año, los encontró el pasado viernes frente al altar y con una nueva vida en camino. “Estoy súper feliz, muy emocionada y ansiosa, ya que deseaba mucho este momento. Finalmente el día llegó, y lo vivimos con mucha alegría con Leonel. Teníamos el deseo de formar una familia, y gracias a Dios Mía ya está en la panza”, le confesó en exclusiva a CARAS, horas antes del gran momento, mientras se preparaba en la intimidad de la habitación 306 del Sheraton Pilar.
Allí, acompañada por Nancy, su madre, por Mariana, una de sus hermanas, por su suegra, María del Carmen, y por su sobrinita Agustina (quien fue la encargada de llevar los anillos), Claudia vivió los momentos previos con una llamativa tranquilidad. “Debe ser porque soy reincidente”, bromeó minutos antes de dejar el hotel rumbo a Espacio Pilar, donde tuvo lugar la boda para unos 400 invitados, muchos de ellos llegados especialmente desde el Uruguay a través de Sol Líneas Aéreas, de la cual Claudia es su imagen. Mientras Ana Majer la maquillaba y Nicolás León le daba forma al peinado, la ahora señora de Delménico compartió con algunos de sus íntimos los comentarios que, desde los programas de la tarde, llegaban sobre su casamiento.
En una habitación contigua, su flamante esposo se probaba, rodeado por su padre, Oscar, y por su hermano, Gabriel, el traje en tono “azul profundo” que Daniel Casalnovo le preparó especialmente para su noche más esperada. “Estoy muy tranquilo, con muchas ganas de que llegue el momento, porque lo soñamos y lo planificamos mucho. Me caso con la mujer de mi vida, así que estoy plenamente feliz”, expresó el novio.
Cuando llegaron al salón de eventos, pasadas las 21.30, los novios se encontraron con un paisaje de ensueño. Un manto de faroles marroquíes y velas iluminaba aun más la noche, y una alfombra bordeada por pequeños bancos de madera blanca les marcaba el camino hacia el altar montado sobre un gazebo al final del parque. Enfundada en un vestido de Laurencio Adot, la novia recorrió, del brazo de su abuelo José Antonio, los escasos metros que la separaban de uno de los capítulos más trascendentales de su vida. Al llegar, la recibieron Fernando, su padre, y los dulces acordes de tres violinistas mujeres (que trabajaron con ella en el Maipo) que interpretaron la marcha nupcial. La ceremonia no religiosa (debido a que ella ya había estado casada anteriormente), estuvo presidida por el psicólogo social Lito Dorfman, y plagada de momentos destacados.
Luego de unas cálidas palabras de bienvenida, las madres de ambos fueron convocadas a encender cada una una vela como “símbolo de la luz del camino que eligieron”, mientras que un tercer candelabro fue prendido conjuntamente por los novios. A continuación, y con la voz entrecortada por la emoción, sus hermanos Mariana y Gabriel, acompañados por Tammara, amiga de Claudia, les leyeron tres cartas que pusieron a la pareja al borde de las lágrimas. Si bien el tono de todas fue altamente emotivo, resultó impactante escuchar de boca de Gabriel, quien padeció leucemia, la frase “si estoy vivo es gracias a vos”, en referencia a su hermano. Luego llegó el momento en que Agustina, sobrina de Claudia, les entregara las alianzas en oro blanco (de la línea Love de Cartier) para ser bendecidas. “Amar es encontrar la felicidad del otro en la propia felicidad”, les dijo el oficiante de la ceremonia, y les pidió a novios y padrinos que firmaran el pergamino que refrendaba el compromiso adquirido.
Tras el consentimiento de ambos, y la correspondiente entrega de los anillos, los novios compartieron con todos los presentes el sentimiento que los embargaba en ese instante. “Quiero cuidarte a vos, a Mía y a los bebés que vengan, porque quiero tener cuatro o cinco”, le dijo él mirándola a los ojos con ternura, a lo que ella le respondió que “me diste lo más lindo que tengo”. Luego de rezar un Padrenuestro a pedido de los novios, los mismos quedaron consagrados definitivamente como marido y mujer.
Tras las fotos de rigor, la feliz pareja hizo su ingreso al salón con el tema “Un poco loco” de Sergio Denis sonando de fondo, y entre los papelitos y el humo de la pista llegó el tradicional momento del vals, que culminó con él tomándola de la cintura y levantándola en el aire. Entre plato y plato del catering servido por Cepa de Cocineros, la música del grupo Sarapura hacía bailar a todos los presentes, entre quienes se encontraban Daniel “La Tota” Santillán, Adrián “Facha” Martel, Reina Reech, Adriana Salgueiro, Anamá Ferreira, Darío “el Chino” Volpato, Mirta Wons y las modelos del staff de Leandro Rud, Victoria Vanucci e Ivana Palotti. Cuando promediaba la velada, llegó la sorpresa que Leonel le había reservado a la mujer de su vida. Fue cuando Valeria Lynch irrumpió en la pista entonando el tema “Me das cada día más”, para luego subir al escenario y continuar completando un mini-recital de seis canciones con otros hits como “Señor amante” y “Qué ganas de no verte nunca más”.
Inmediatamente, la emoción fue increscendo con la proyección de un video que recordaba a aquellos que ya no están y le daba la bienvenida al nuevo ser que Claudia lleva en su vientre, con la muestra de una ecografía en la que se escuchaban los latidos del corazón de Mía. “Cuando nos enteramos que iba a ser una nena Leonel lloró de emoción, porque él deseaba mucho tener una hija mujer. Ya me dijo que le encantaría que salga igual a mí, y me avisó que ya está preparando el arma para que no se le acerque ningún hombre. Estamos felices que Mía haya podido acompañarnos en esta noche tan especial desde la panza, es lo más lindo que nos pasó en la vida”, afirmó ella sobre la llegada de su primogénita, que nacerá a fines de octubre.
Luego de un break en el baile, Adriana, una de las hermanas de la novia, se quedó con el anillo durante la tradicional ceremonia de sacar las cintas, tras lo cual llegó el cierre de la fiesta con la actuación del grupo uruguayo “Los Fatales”, los preferidos de Claudia. Cerca de las seis de la mañana, los novios abandonaron el lugar, ya que al mediodía del sábado volaron a Brasil, donde disfrutarán de la Luna de Miel. Seguramente allí, con el mar y el sol como testigos, ella repasará íntimamente las imágenes de su boda, se reflejará en los ojos de su amado, y, acariciándose la panza, sentirá que, con la llegada de Mía, prevista para fines de octubre próximo, terminará de poner el broche de oro al capítulo más importante de su vida.
FUENTE: REVISTA CARAS ARGENTINA
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