En octubre nacerá su hija Mía y luego hará temporada teatral. La vedette apunta y dispara: "Lo que me propuse, lo logré, pese a tanta crítica".
Por: Magdalena Herrera
Por: Magdalena Herrera
"No existe nada que haya querido en la vida que no lo consiguiera," confiesa como si fuese la mayor de las naturalidades. Ahora, ella misma se reserva todo el mérito: "Me rompí el alma trabajando; desde los 14 años soy independiente en lo económico. Nadie me regaló nada. Trabajé haciendo de todo, vendiendo ropa y otras cosas. Un día me fijé en el diario y publicitaban cursos de masajista o baby sitter. Como no quería ser masajista en una whisquería, fui a todas las clases de baby sitter y laburé en eso. Después, estudié diseño de modas, fui modelo, de todo", aclara para quienes, dice, siempre tienen una crítica a flor de piel. "Y mirá que el año pasado salieron de Uruguay para darme palo por todos lados ¡eh! Pero ya tienen claro que con Claudia Fernández no se puede. Cuando tengo una meta la cumplo, y siempre voy por más. La vida me lleva a eso".
De gran parte de esos palos, la artista de 33 años emprendió cuatro demandas judiciales por diferentes motivos o dichos (a Mónica Farro, Andrea Ghidone, Raphael Dufour y Rafael Goncalvez). "Cuando le tocás el bolsillo a la gente se calla la boca. Después no hablaron más. De mí que digan lo que quieran, pero cuando es sobre un ser querido, me molesta mucho", señala con cierto enojo en otro momento de la entrevista. No tiene empacho de explicar por qué está en contra del Plan de Emergencia, de contar que en Uruguay la robaron ocho veces en un año, que votará a Luis Alberto Lacalle, que el término vedette se ha desvirtuado por completo ("hoy salen con un futbolista y la llaman de un programa de chimentos, y le dicen vedette"), que existe mucho circo farandulero del que se entra y sale según conveniencias, y que le gustaría conducir un programa como el de Susana Giménez. "A los seis años jugaba a ser Susana. Cuando la tuve enfrente dije: `la puta, yo quiero ser como ella.`"
Esa rubia impactante, que cosechó cierta popularidad así como críticas entre uruguayos, cuando se abría el "tapadito" en el programa televisivo Dale con todo, para quedar en ropa interior, reconoce sentirse reconfortada porque ahora ya no sólo cuenta con su cuerpo para su desarrollo profesional: "Tengo otras armas como la actuación. En Monólogos de mujeres de 30 logré que miraran a la actriz, no a mis lolas o el lomo".
Hace cuatro años, convocada por Gerardo Sofovich, desembarcó en Argentina y allí se subió en una "montaña rusa" -como ella lo define- que no ha parado ni se ha descarrilado hasta ahora, incluso embarazada de siete meses y medio. Por supuesto que Mía, la niña que lleva en su notoria panza, ha logrado aquietar su hiperactividad, pero ya habla de las tres ofertas de trabajo que le llegaron para la temporada veraniega. Además, Adrián Suar le ofreció realizar ficción en 2010 y desde el Maipo le propusieron hacer revista junto a Enrique Pinti. Luego del parto, en octubre, comenzará con más fuerza que nunca.
No tiene miedos ni se bajonea nunca, señala en otro momento, aunque en el transcurrir de la charla recuerda el año más difícil que padeció, cuando murió el ser que ella más quería, su abuela, quien la crió en el barrio Punta Rieles. Lo dice sin reparos frente a su madre, quien está presente en la entrevista, con una sonrisa siempre en los labios. Cada salida jocosa de Claudia, la festeja con risas, y en cada reflexión de la hija, asiente.
La madre de la actual vedette, conductora y flamante actriz estuvo en prisión (lo confirmó la propia Claudia en la mesa de Mirtha Legrand) pero allí cerró el tema. No quiere hablar de ello, más allá de que varios programas de chimentos lo aludieron años pasados. Ella ya no se refiere más a esa etapa de su vida, u a otros escándalos que le han atribuido -falsamente según señala-. Se dijo que habría tenido un affaire lésbico, que siempre estaba con novios mafiosos, que había tapes filmados con ella narrando sus conquistas amorosas y hasta que se dirían en tevé fuertes revelaciones familiares. Al principio se enojó, no lo niega, ahora no más. Prepara juicios.
Su madre la acompaña en sus breves estadías en Montevideo, o viaja a Buenos Aires a verla. "Ese año muy difícil al que me refería, que me daban de todos lados, estaba participando tanto en Bailando como en Patinando por un Sueño, en gira con El champán las pone mimosas, grabando un programa de tevé aquí en Canal 10, con problemas íntimos muy graves, además de la enfermedad de mi abuela. Y no me caí, gracias a Dios no me caigo nunca. Estuve con anorexia nerviosa siete meses y nadie se enteró. Seguía con el laburo porque tampoco tengo tiempo de tirarme en una cama a deprimirme. Así lo elegí. Yo me ocupo de mí; la vida y Dios me demuestran que puedo. Cada día apuesto un poquito más."
-¿Y a qué querés llegar?
-Yo no quiero llegar, ya soy feliz. No tengo todo lo que quisiera en la vida porque la persona que más quería ya no está. Pero en el plano laboral, la vida me sorprende todo el tiempo. Me crucé en el pasillo con Adrián Suar y me dijo que lo llamara luego de que naciera Mía, que en 2010 íbamos a trabajar juntos. Yo no lo busqué, no tengo manager, todo lo hago por intuición. Cuando me bajé de un proyecto como No somos Santas fue por intuición, y duró un mes y medio en cartelera. Soy un poco brujita, como que veo las cosas y manejo mi carrera a intuición.
YA ERA MADRE. "Siempre digo que a mi marido (Leonel Delménico) me lo envió mi abuela, porque lo conocí en esa semana terrible de mi vida, y me apoyó siempre. Es un sol", cuenta Fernández, a la vez que recuerda que mientras los hombres la miraban todo el tiempo, el único que "tuvo las cosas bien puestas" y se le acercó fue él. "Me dijo: `Me muero con vos, dame tu teléfono`. Me conquistó, hay que ser audaz en la vida".
Al mes estaban viviendo juntos, y al siguiente Delménico le propuso casamiento. Esperaron un año y finalmente dieron el sí. "Pero el deseo de ser madre lo tenía antes de la boda. Siempre dije que me quería casar con pancita, porque la boda fue una consecuencia de formar una familia."
-¿Por qué esa gran necesidad de ser madre?
-Cuando encontrás el gran amor, y querés levantarte y acostarte todos los días con esa persona, ese deseo llega solo, el de formar una familia nosotros. No se me dio a los 25, sino a los 33. Tenemos todo, dos buenos trabajos, somos felices, bueno, vayamos por más. Y después de Mía que sigan llegando un par más de chicos estaría bien.
-¿Sentís temores de madre primeriza?
-Desde que tengo conciencia soy madre de mi madre, de mis hermanos, de mi familia, de todo el mundo. Soy madre de tanta gente que estoy re-gauchita en esto. Quiero varios hijos, porque vengo de una familia de la mesa grande de domingo con tallarines caseros, todos mis hermanos, mis abuelos, mis primos. Y eso es lo que quiero para mi vida también.
-¿El embarazo te ha limitado mucho la carrera?
-No, quedé embarazada en Mar del Plata y trabajé hasta los cinco meses. Después, las giras de Monólogos de mujeres de 30 sí ponían en riesgo el embarazo y decidí retirarme. Pero sigo viajando jueves y viernes a Montevideo a grabar El Garage y Bendita TV y voy a continuar todo el mes de agosto y posiblemente la primera semana de setiembre.
-En algún momento se habló que vendrías a vivir a Uruguay. Sin embargo te radicaste definitivamente en Argentina. ¿Por qué?
-Estuvimos viendo para venirnos, para que Mía creciera aquí, pero no nos pareció lo más adecuado dado mi trabajo y el de Leonel. Mi carrera está en alza, es como una montaña rusa. Ahora está más asentada, pero en noviembre repunta con todo. De hecho, esta temporada voy a hacer teatro en el verano. Recibí una propuesta de Punta del Este, otra de Mar del Plata y una de Villa Carlos Paz, Córdoba. Inmediatamente que nazca Mía retomo la carrera y otra vez el carro se dispara a full. Para 2010 tengo la propuesta de Pol-ka para hacer ficción, y eso implica cinco días a la semana. No podía vivir en Montevideo y hacer eso, no era justo para Mía.
-Con tanta oferta porteña, seguramente Canal 10 te pierda en 2010.
-No, para nada. El año pasado, mientras hacía Bendita TV hice Maipo siempre Maipo con Antonio Gasalla, con dos funciones diarias. Y así seguirá el año que viene. Cuando se hace ficción se trabaja de seis de la mañana a cinco de la tarde, así que perfectamente puedo seguir con Canal 10, que no sólo siento que es mi casa sino que me abrió las puertas para mostrarme también de otra manera que no fuera sólo por el cuerpo. Hice Mochileros, Cambio de vida, entre otros.
-¿Te sentís más cómoda en teatro de comedia o en revista como vedette?
-Yo me siento cómoda en todo, nunca renegué el género de vedette más allá que hoy está un poco desvirtuado el concepto. Hoy, cualquier chica que sale con un jugador de fútbol y aparece en un programa de chimentos, dicen que es vedette. No, no, para ser vedette decime dónde hizo temporada, con que capo cómico trabajó, si es una persona que vende una entrada en el teatro. Se trata de chicas muy lindas, con unos cuerpos fabulosos, pero les falta gastar taco arriba del escenario como dice mi amiga Reina Reech. En el Maipo yo cantaba, bailaba, hacía de todo, y hasta compartía un sketch con Antonio Gasalla. Él me insistió y para mí fue un orgullo. Antonio fue el primero que se enteró, además de mi familia, de que estaba embarazada. Él se dio cuenta, y yo apenas tenía unas semanas.
-Tomando en cuenta la vedette que gastó taco. ¿Dónde te sentís más cómoda: en revista o comedia?
-La comedia me encantó, y hacer monólogos fue todo un descubrimiento. Trabajar con una directora como Lia Jelin, y que te acepte es bravo. Dirigió a los mejores, fue guionista de Tato Bores, es una mina muy "grossa" en Argentina. Cuando fui al casting me preguntó: `¿vos sos vedette?`. Sí, le contesté, y me dijo: `y porqué no seguís en el Maipo.` Le dije que como había un casting quería probar, y me hizo subir al escenario. Es una mujer de 70 años, chiquitita, con una carácter y personalidad muy fuerte. De hecho, después del casting yo misma me preguntaba para qué estaba haciendo eso si era más fácil ponerme las plumas y romperme el lomo bailando. El productor de la obra, Darío Arellano, fue quien confió en mí Me dijo, palabras textuales: "si sobreviviste a Nazarena Vélez, podés sobrevivir a Lia Jelin. (Claudia se ríe a carcajadas. Compartió elenco con Vélez en El Champán las pone mimosas).
-¿Qué resultó más fácil sobrevivir?
-Nazarena fue mucho más fácil. Pero las dificultades con Lia Jelin eran por motivos completamente distintos, que luego agradecí: ensayos de cuatro horas de lunes a sábado, me hizo cortarme el pelo, sacarme el rubio, `nada de extensiones` me dijo. Pero eso no fue nada. Yo volvía llorando de los ensayos y mi marido me decía para qué seguía si me hacía tan mal. Por ejemplo, sabía que yo era claustrofóbica y me hizo encerrarme en un sobre de dormir, lo llenó de almohadones y, tanto ella como mis dos compañeras, se tiraron arriba mío. No tenía ninguna movilidad y así me hizo decir la letra. Esos ensayos fueron una tortura. Pero uno de los monólogos trataba sobre una mujer completamente desgraciada que se desvivía por su marido que la maltrataba constantemente. Era lo opuesto a mi personalidad. Yo nunca soportaría pasar por las situaciones de esa mujer. Por esa razón me tenía que sentir completamente humillada par llegar a eso que luego llevé al escenario. Otra técnica que me mandaba de deber era sentarme una hora y media delante de la televisión hasta que se me cayera la baba. O, emborracharme, y hacer que mi marido me dejara en un estado que me hiciera pis encima. `Eso no lo voy a poder hacer`, le dije. Y me respondió: `El lunes espero que vengas y me digas que te hiciste pis encima. Quiero que te sientas lo peor del mundo`. Llegué a pensar que no me quería ahí. Pero, cuando vio el resultado, después del estreno, me abrazó y me dio un beso enorme. Conocí a otra mujer. Me dijo: `vos sos una genia, te quiero muchísimo y espero que sigas en esto de los monólogos porque tenés una veta que ni vos conocías. Así que si te preguntan cuál es tu profesión decí tranquilamente que sos actriz. Te lo digo yo`. Cuando vinimos con la obra a Uruguay, la gente terminó de pie aplaudiendo. Logré dejar de lado el físico para que la gente pudiera concentrarse en lo que Claudia estaba diciendo, y no mirando las lolas o la cola.
-¿Y te da más satisfacción eso?
-Sí, y aparte siento que es un arma más que tengo. Me encanta hacer revista, y de hecho tengo una propuesta para trabajar en el Maipo el año que viene, en invierno, con Enrique Pinti. Tengo que ver cómo lo voy a manejar, si hago eso o ficción en Pol-ka. Porque ambas cosas, con una beba chiquita, no lo sé. Una vez que tomé la decisión de formar una familia, no puedo estar 16 horas fuera de casa. Pero en cuanto a tu pregunta, de hacer revista me parece que ahora tengo un arma más para poder hacer monólogos, a la velocidad que yo quiera, de atrás para adelante, como sea. Porque lo manejo con los ojos cerrados. Eso solamente lo hace Moria Casán en Argentina; es la única vedette que maneja el público a su antojo. De volver a la revista exigiría en mi contrato hacer monólogos. Este verano tuve una propuesta para trabajar con Carmen Barbieri pero, sin menospreciar a nadie, me parece que después del Centenario del Maipo, cuando vuelva a la revista tiene que ser en otro tipo de compañía. Si bien a Carmen la adoro, y me parece muy valorable todo lo que logró, no siento que ese sea mi lugar. De regresar sería con Gasalla, Pinti, en el Maipo, por ese lado va. Que la interpretación, actuación, también esté, y no sólo ser una atracción dentro de un espectáculo.
-Regresemos a Uruguay, ¿te sentís cómoda en un programa como Bendita TV que, en clave de humor es cierto, igualmente le da palo a colegas tuyos?
-Mirá, a mí cada desconocido me ha dado tanto palo desde que empecé en televisión que, me parece, este es el momento que yo puedo defenderme dentro de mi programa que comparto con Jorge Piñeyrúa. Porque la gente sin conocerte dice tanta pavada, que duele, fundamentalmente a mi familia. Yo tengo tantos ex compañeros de distintos colegios, según los chats en Internet, y sin embargo fui desde el jardín hasta que terminé la secundaria al mismo, al Sagrado Corazón de Jesús. Siempre tuve los mismos compañeros. Pero en cuanto al programa, está libretado, lo hacemos con la mejor onda, con humor. Y, además, ¿por qué ser hipócritas?: si lo vemos de Argentina nos matamos de risa. De acá, no nos gusta. Me pasó también cuando me abría el tapadito con Luis Alberto Carballo en Dale con todo. Todos me criticaban y decían: `esta mina lo único que hace es mostrar el lomo`. Pero cuando venían programas como La Peluquería de don Mateo o No toca botón, todo el mundo hablaba maravillas de las chicas que aparecían en ropa interior. Es típico del uruguayo. Lo que sucede es que en Buenos Aires no ves a Tinelli en el supermercado. En cambio aquí, te dicen: `pero esta negrita que se cree si va al super de la esquina de mi casa`. Por otro lado, si marcás distancia con personal de seguridad como Susana o Tinelli, ya llega el comentario: `pero ésta que se cree si nació en Punta de Rieles`. Nunca dejás conforme a todos. Escuché cada cosa: que me mudé a Carrasco, y yo vengo todas las semanas y duermo en Punta de Rieles en la casa de mis abuelos donde nací y me crié. No reniego de mi barrio como tampoco tengo empacho en decir que si mañana pudiera llevar a mi abuelo a vivir a Carrasco con un séquito de personal, camioneta cuatro por cuatro y pileta climatizada, por supuesto que lo haría. ¿Eso está mal? ¿Ser ambicioso y crecer en la vida? Eso no es ser agrandado, yo disfruto y gano mi dinero, no le pido nada a nadie. Puedo darme los gustos que se me canten. La gente malgasta mucha energía en criticar a los demás en vez de concentrarse en uno mismo.
-¿No sentís temor de vivir en Argentina por la inseguridad?
-No. Inseguridad hay en todos lados. Hace dos años prendías la televisión aquí y no veías lo que se muestra en los informativos hoy. Aquí me robaron ocho veces en un año. Y no me parece que sea una cosa que se solucione con un Plan de Emergencia, para sacar a los chicos de la calle. Es algo mucho más grave. Si se forman tantos asentamientos es porque hay vacíos donde no se hacen plazas de deportes. Los niños no tienen que estar en la calle pidiendo, y los padres cobrando un plan familiar. Incluso, de todos quienes cobraron, cuando hubo un llamado para trabajar voluntariamente sólo 8% se inscribieron. Hay que empezar a producir en Uruguay, generar trabajo para la gente que no lo tiene, y los chicos en las plazas de deportes y en las escuelas.
-No es común que una persona pública divulgue su preferencia política públicamente. ¿Por qué lo hiciste?
-Por qué no lo voy a decir. Si me proclamo de Nacional y no de Peñarol, porque no voy a decir que voto al Partido Nacional si yo no le debo nada a nadie, ni me paga Lacalle por decirlo. Es un gusto mío, así como Natalia Oreiro dice que votará al Pepe Mujica. Existe temor en la gente pero eso es del pasado. Piensan: `pah, esta mina si gana el Frente la van a sacar de la televisión`. Estamos en otra época.
-¿Es más duro el uruguayo que el argentino contigo?
-Totalmente. Lo veo desde que piso el Aeropuerto. Pero no pongamos mi ejemplo, pensemos en un partido de fútbol. Si juega la selección argentina, el estadio se cae de la cantidad de personas que van a alentarla. Aquí, se critica a los jugadores porque rinden en Europa y acá no, que esto o lo otro. Falta nacionalismo. Tenemos que ser más nacionalistas y defender lo nuestro. Cuando era modelo, a una uruguaya le pagaban 500 dólares, por decir una cifra, un trabajo. Por hacer lo mismo, a una argentina le daban 1.500. ¿Por qué? ¿Por qué si los que vamos de Uruguay para allá tenemos que ganarnos nuestro lugar? Luego, cuando el público te acepta, realmente te quieren como si fueses ellos. Te adopta.
-Ahora está todo el tema de farándula en Uruguay, existe o no. ¿Qué crees?
-Me importa tan poco si hay o no. Puede sonar despectivo.
-¿Pero tu te hiciste pública también haciendo uso de eso, en los programas de chimentos por ejemplo?
-No me considero de la farándula, tengo trabajos que son públicos. No soy de la farándula ni una diva. Susana Giménez es una diva que tiene millones de dólares y puede cambiarse cinco veces al día de tapado de piel. Eso es ser una diva. Aunque te pongas tacos altos y lentes negros, no lo lográs así nomás. También está desvirtuada la palabra farándula. Radiolandia donde salía el romance de Susana Giménez con Carlos Monzón, o los hijos de Alberto Olmedo con su pareja de ese momento, eso era farándula. Hoy se considera farándula si Bam Bam que nadie sabe quién es, dejó a la novia o le mandó un mensaje de texto a la otra. Son inventos para rellenar los distintos programas de televisión.
-Pero tu formaste en algún momento parte de todo eso.
-Sí, porque es un ida y vuelta. En un momento te sirve y en otro ya no. Cuando llegué a Buenos Aires a trabajar fue porque hice un casting con Reina Reech, no porque me senté en un programa a hablar mal de una colega, como otra gente que fue de Uruguay a hablar mal de mi, y así se ganó un lugar en el medio. Ahora, hay que ver después los resultados: si hay gente que paga una entrada para verte a ti. Porque si te comés el éxito de Bailando por un sueño, estás muerta. El éxito se llama Marcelo Tinelli, esté con Claudia Fernández o con quién sea. Los 35 puntos de rating los marca Tinelli. No podés comerte esa. Estuve en dos Bailando y en un Patinando, y este año me llamaron para comedia musical pero les dije que estaba buscando ser mamá. No creo que vuelva a estar. En algún momento te ayuda mucho económicamente porque pagan muy bien, y te da la popularidad que necesitás cuando no sos conocida. Al igual que te sirven los programas de chimentos. Es un ida y vuelta, nosotros le servimos y ellos nos sirven porque promocionan los espectáculos.
-Hubo todo un escándalo con Mónica Farro del que....
-Específicamente de esta chica, nunca me senté a hablar de ella. Sólo cuando tuve necesidad de desmentir cosas que había dicho. Después opté por mandarle en Argentina una carta documento y nunca más me mencionó. Cuando gane ese juicio y cobre el dinero, así como los que le inicié en Uruguay a Andrea Ghidone, Raphael Dufort y Rafael Goncalvez, lo voy a donar íntegramente porque yo no quiero esa plata. Pero es la forma: cuando le tocás el bolsillo, toman conciencia y se callan. Aunque el daño está hecho: lo dicho al aire, sea verdad o mentira, públicamente te arruina. Entonces cuando las ofensas son públicas, las disculpas también lo tienen que ser. Esta gente tiene que aprender que no todo en la vida viene así de arriba. Me rompí el alma laburando en Argentina para hacerme un nombre, y no para que venga cualquier carita de loco a sentarse en Intrusos a decir cualquier disparate de mi porque sí. Porque quiere sus cinco minutos de fama. Ahí tenés Goncalvez lo que duró en Argentina, le hicieron un móvil en Profesionales y ahora ni sé dónde está. Uno trata de llegar como puede, pero hay maneras y maneras.
-¿Nada te bajonea?
-No, nada ni soy de tener mal humor. Nunca hice terapia ni pagaría un psicólogo. Pienso en lo que cuesta una sesión y enseguida pienso en el par de sandalias divinas que me compraría con esa plata. Amo los zapatos. Si estoy triste me compro un par, me maquillo, me pongo linda, y el ánimo cambia totalmente. Respeto a la gente que la ayuda un psicólogo, la Iglesia, u orarle a San Expedito, a quien le rezo. A mí me ayudan los zapatos, sentirme bien y linda, poner una buena música, tomarme un vino con mi marido a la noche y prepararle una cena.
-¿De qué programa te gustaría que te invitaran?
-Del Show de Don Francisco ¿te acordás? Desde chica lo veía. También me gustaría que me invitara Cacho de la Cruz, que fui hace muuuuuchos años. Me parece una persona inteligente, me gusta su humor. A mí me gusta hacer humor ácido, que puede caer soberbio de a ratos pero es el que manejo. Me gusta el humor de Petinatti en la radio, no me gusta en la televisión. Petinatti tiene que seguir haciendo radio de por vida.
-¿Que programa le gustaría conducir?
-Uno como el de Susana Giménez, que no sería copiarla, porque ella lo sacó del Ciao Raffaella hace 30 años. Me atajo porque sino dicen `ahora está se quiere hacer la Susana Giménez`. No, en todo caso me quiero hacer la Raffaella Carrá. Por otro lado, Susana es una persona que admiro mucho, ojalá pudiera llegar a ser la cuarta parte de lo talentosa que es. Para mí es una de las mejores comediantes de Argentina. Es una mina que se nota sigue siendo de barrio y mantiene los mismos valores de siempre. Y que le importa tan poco lo que opina gente de ella que la ves disfrutar de lo que hace. Es millonaria y se da el lujo de estar con un chico de 20 u otro de 40, y vivir la vida como quiera. En eso la admiro. Y el público la elige año a año; allá está haciendo treinta y pico puntos de rating los domingos. Una vez hicimos un piloto basado en ese programa, junto con Artola para Canal 10. Estaba muy bueno, pero creo que no era mi momento. Yo era más chica y uno necesita cierta madurez en lo laboral y personal. Susana empezó a los 35 años su programa. Sería un buen momento para mí.
-Se te achaca que con cierta popularidad y éxito te has puesto algo soberbia, parca o antipática, como quieras definirlo.
-No, ¿sabés lo que pasa? Cuando me preguntan una estupidez, respondo con otra estupidez. Si no me interesara esta entrevista, no estaría una hora hablando. Aprieto el play y te digo el cassette que tengo programado en mi cabeza desde hace mucho tiempo. La gente a veces viene y pregunta cada cosa... Pero no, siempre estoy disponible para notas, no tengo filtros, atiendo yo mi celular, es muy fácil contactarse conmigo. A veces la gente no separa la Claudia Fernández con el personaje de Maldita TV, pero si a esta altura no lo hicieron... bueno, qué voy a hacer.
De gran parte de esos palos, la artista de 33 años emprendió cuatro demandas judiciales por diferentes motivos o dichos (a Mónica Farro, Andrea Ghidone, Raphael Dufour y Rafael Goncalvez). "Cuando le tocás el bolsillo a la gente se calla la boca. Después no hablaron más. De mí que digan lo que quieran, pero cuando es sobre un ser querido, me molesta mucho", señala con cierto enojo en otro momento de la entrevista. No tiene empacho de explicar por qué está en contra del Plan de Emergencia, de contar que en Uruguay la robaron ocho veces en un año, que votará a Luis Alberto Lacalle, que el término vedette se ha desvirtuado por completo ("hoy salen con un futbolista y la llaman de un programa de chimentos, y le dicen vedette"), que existe mucho circo farandulero del que se entra y sale según conveniencias, y que le gustaría conducir un programa como el de Susana Giménez. "A los seis años jugaba a ser Susana. Cuando la tuve enfrente dije: `la puta, yo quiero ser como ella.`"
Esa rubia impactante, que cosechó cierta popularidad así como críticas entre uruguayos, cuando se abría el "tapadito" en el programa televisivo Dale con todo, para quedar en ropa interior, reconoce sentirse reconfortada porque ahora ya no sólo cuenta con su cuerpo para su desarrollo profesional: "Tengo otras armas como la actuación. En Monólogos de mujeres de 30 logré que miraran a la actriz, no a mis lolas o el lomo".
Hace cuatro años, convocada por Gerardo Sofovich, desembarcó en Argentina y allí se subió en una "montaña rusa" -como ella lo define- que no ha parado ni se ha descarrilado hasta ahora, incluso embarazada de siete meses y medio. Por supuesto que Mía, la niña que lleva en su notoria panza, ha logrado aquietar su hiperactividad, pero ya habla de las tres ofertas de trabajo que le llegaron para la temporada veraniega. Además, Adrián Suar le ofreció realizar ficción en 2010 y desde el Maipo le propusieron hacer revista junto a Enrique Pinti. Luego del parto, en octubre, comenzará con más fuerza que nunca.
No tiene miedos ni se bajonea nunca, señala en otro momento, aunque en el transcurrir de la charla recuerda el año más difícil que padeció, cuando murió el ser que ella más quería, su abuela, quien la crió en el barrio Punta Rieles. Lo dice sin reparos frente a su madre, quien está presente en la entrevista, con una sonrisa siempre en los labios. Cada salida jocosa de Claudia, la festeja con risas, y en cada reflexión de la hija, asiente.
La madre de la actual vedette, conductora y flamante actriz estuvo en prisión (lo confirmó la propia Claudia en la mesa de Mirtha Legrand) pero allí cerró el tema. No quiere hablar de ello, más allá de que varios programas de chimentos lo aludieron años pasados. Ella ya no se refiere más a esa etapa de su vida, u a otros escándalos que le han atribuido -falsamente según señala-. Se dijo que habría tenido un affaire lésbico, que siempre estaba con novios mafiosos, que había tapes filmados con ella narrando sus conquistas amorosas y hasta que se dirían en tevé fuertes revelaciones familiares. Al principio se enojó, no lo niega, ahora no más. Prepara juicios.
Su madre la acompaña en sus breves estadías en Montevideo, o viaja a Buenos Aires a verla. "Ese año muy difícil al que me refería, que me daban de todos lados, estaba participando tanto en Bailando como en Patinando por un Sueño, en gira con El champán las pone mimosas, grabando un programa de tevé aquí en Canal 10, con problemas íntimos muy graves, además de la enfermedad de mi abuela. Y no me caí, gracias a Dios no me caigo nunca. Estuve con anorexia nerviosa siete meses y nadie se enteró. Seguía con el laburo porque tampoco tengo tiempo de tirarme en una cama a deprimirme. Así lo elegí. Yo me ocupo de mí; la vida y Dios me demuestran que puedo. Cada día apuesto un poquito más."
-¿Y a qué querés llegar?
-Yo no quiero llegar, ya soy feliz. No tengo todo lo que quisiera en la vida porque la persona que más quería ya no está. Pero en el plano laboral, la vida me sorprende todo el tiempo. Me crucé en el pasillo con Adrián Suar y me dijo que lo llamara luego de que naciera Mía, que en 2010 íbamos a trabajar juntos. Yo no lo busqué, no tengo manager, todo lo hago por intuición. Cuando me bajé de un proyecto como No somos Santas fue por intuición, y duró un mes y medio en cartelera. Soy un poco brujita, como que veo las cosas y manejo mi carrera a intuición.
YA ERA MADRE. "Siempre digo que a mi marido (Leonel Delménico) me lo envió mi abuela, porque lo conocí en esa semana terrible de mi vida, y me apoyó siempre. Es un sol", cuenta Fernández, a la vez que recuerda que mientras los hombres la miraban todo el tiempo, el único que "tuvo las cosas bien puestas" y se le acercó fue él. "Me dijo: `Me muero con vos, dame tu teléfono`. Me conquistó, hay que ser audaz en la vida".
Al mes estaban viviendo juntos, y al siguiente Delménico le propuso casamiento. Esperaron un año y finalmente dieron el sí. "Pero el deseo de ser madre lo tenía antes de la boda. Siempre dije que me quería casar con pancita, porque la boda fue una consecuencia de formar una familia."
-¿Por qué esa gran necesidad de ser madre?
-Cuando encontrás el gran amor, y querés levantarte y acostarte todos los días con esa persona, ese deseo llega solo, el de formar una familia nosotros. No se me dio a los 25, sino a los 33. Tenemos todo, dos buenos trabajos, somos felices, bueno, vayamos por más. Y después de Mía que sigan llegando un par más de chicos estaría bien.
-¿Sentís temores de madre primeriza?
-Desde que tengo conciencia soy madre de mi madre, de mis hermanos, de mi familia, de todo el mundo. Soy madre de tanta gente que estoy re-gauchita en esto. Quiero varios hijos, porque vengo de una familia de la mesa grande de domingo con tallarines caseros, todos mis hermanos, mis abuelos, mis primos. Y eso es lo que quiero para mi vida también.
-¿El embarazo te ha limitado mucho la carrera?
-No, quedé embarazada en Mar del Plata y trabajé hasta los cinco meses. Después, las giras de Monólogos de mujeres de 30 sí ponían en riesgo el embarazo y decidí retirarme. Pero sigo viajando jueves y viernes a Montevideo a grabar El Garage y Bendita TV y voy a continuar todo el mes de agosto y posiblemente la primera semana de setiembre.
-En algún momento se habló que vendrías a vivir a Uruguay. Sin embargo te radicaste definitivamente en Argentina. ¿Por qué?
-Estuvimos viendo para venirnos, para que Mía creciera aquí, pero no nos pareció lo más adecuado dado mi trabajo y el de Leonel. Mi carrera está en alza, es como una montaña rusa. Ahora está más asentada, pero en noviembre repunta con todo. De hecho, esta temporada voy a hacer teatro en el verano. Recibí una propuesta de Punta del Este, otra de Mar del Plata y una de Villa Carlos Paz, Córdoba. Inmediatamente que nazca Mía retomo la carrera y otra vez el carro se dispara a full. Para 2010 tengo la propuesta de Pol-ka para hacer ficción, y eso implica cinco días a la semana. No podía vivir en Montevideo y hacer eso, no era justo para Mía.
-Con tanta oferta porteña, seguramente Canal 10 te pierda en 2010.
-No, para nada. El año pasado, mientras hacía Bendita TV hice Maipo siempre Maipo con Antonio Gasalla, con dos funciones diarias. Y así seguirá el año que viene. Cuando se hace ficción se trabaja de seis de la mañana a cinco de la tarde, así que perfectamente puedo seguir con Canal 10, que no sólo siento que es mi casa sino que me abrió las puertas para mostrarme también de otra manera que no fuera sólo por el cuerpo. Hice Mochileros, Cambio de vida, entre otros.
-¿Te sentís más cómoda en teatro de comedia o en revista como vedette?
-Yo me siento cómoda en todo, nunca renegué el género de vedette más allá que hoy está un poco desvirtuado el concepto. Hoy, cualquier chica que sale con un jugador de fútbol y aparece en un programa de chimentos, dicen que es vedette. No, no, para ser vedette decime dónde hizo temporada, con que capo cómico trabajó, si es una persona que vende una entrada en el teatro. Se trata de chicas muy lindas, con unos cuerpos fabulosos, pero les falta gastar taco arriba del escenario como dice mi amiga Reina Reech. En el Maipo yo cantaba, bailaba, hacía de todo, y hasta compartía un sketch con Antonio Gasalla. Él me insistió y para mí fue un orgullo. Antonio fue el primero que se enteró, además de mi familia, de que estaba embarazada. Él se dio cuenta, y yo apenas tenía unas semanas.
-Tomando en cuenta la vedette que gastó taco. ¿Dónde te sentís más cómoda: en revista o comedia?
-La comedia me encantó, y hacer monólogos fue todo un descubrimiento. Trabajar con una directora como Lia Jelin, y que te acepte es bravo. Dirigió a los mejores, fue guionista de Tato Bores, es una mina muy "grossa" en Argentina. Cuando fui al casting me preguntó: `¿vos sos vedette?`. Sí, le contesté, y me dijo: `y porqué no seguís en el Maipo.` Le dije que como había un casting quería probar, y me hizo subir al escenario. Es una mujer de 70 años, chiquitita, con una carácter y personalidad muy fuerte. De hecho, después del casting yo misma me preguntaba para qué estaba haciendo eso si era más fácil ponerme las plumas y romperme el lomo bailando. El productor de la obra, Darío Arellano, fue quien confió en mí Me dijo, palabras textuales: "si sobreviviste a Nazarena Vélez, podés sobrevivir a Lia Jelin. (Claudia se ríe a carcajadas. Compartió elenco con Vélez en El Champán las pone mimosas).
-¿Qué resultó más fácil sobrevivir?
-Nazarena fue mucho más fácil. Pero las dificultades con Lia Jelin eran por motivos completamente distintos, que luego agradecí: ensayos de cuatro horas de lunes a sábado, me hizo cortarme el pelo, sacarme el rubio, `nada de extensiones` me dijo. Pero eso no fue nada. Yo volvía llorando de los ensayos y mi marido me decía para qué seguía si me hacía tan mal. Por ejemplo, sabía que yo era claustrofóbica y me hizo encerrarme en un sobre de dormir, lo llenó de almohadones y, tanto ella como mis dos compañeras, se tiraron arriba mío. No tenía ninguna movilidad y así me hizo decir la letra. Esos ensayos fueron una tortura. Pero uno de los monólogos trataba sobre una mujer completamente desgraciada que se desvivía por su marido que la maltrataba constantemente. Era lo opuesto a mi personalidad. Yo nunca soportaría pasar por las situaciones de esa mujer. Por esa razón me tenía que sentir completamente humillada par llegar a eso que luego llevé al escenario. Otra técnica que me mandaba de deber era sentarme una hora y media delante de la televisión hasta que se me cayera la baba. O, emborracharme, y hacer que mi marido me dejara en un estado que me hiciera pis encima. `Eso no lo voy a poder hacer`, le dije. Y me respondió: `El lunes espero que vengas y me digas que te hiciste pis encima. Quiero que te sientas lo peor del mundo`. Llegué a pensar que no me quería ahí. Pero, cuando vio el resultado, después del estreno, me abrazó y me dio un beso enorme. Conocí a otra mujer. Me dijo: `vos sos una genia, te quiero muchísimo y espero que sigas en esto de los monólogos porque tenés una veta que ni vos conocías. Así que si te preguntan cuál es tu profesión decí tranquilamente que sos actriz. Te lo digo yo`. Cuando vinimos con la obra a Uruguay, la gente terminó de pie aplaudiendo. Logré dejar de lado el físico para que la gente pudiera concentrarse en lo que Claudia estaba diciendo, y no mirando las lolas o la cola.
-¿Y te da más satisfacción eso?
-Sí, y aparte siento que es un arma más que tengo. Me encanta hacer revista, y de hecho tengo una propuesta para trabajar en el Maipo el año que viene, en invierno, con Enrique Pinti. Tengo que ver cómo lo voy a manejar, si hago eso o ficción en Pol-ka. Porque ambas cosas, con una beba chiquita, no lo sé. Una vez que tomé la decisión de formar una familia, no puedo estar 16 horas fuera de casa. Pero en cuanto a tu pregunta, de hacer revista me parece que ahora tengo un arma más para poder hacer monólogos, a la velocidad que yo quiera, de atrás para adelante, como sea. Porque lo manejo con los ojos cerrados. Eso solamente lo hace Moria Casán en Argentina; es la única vedette que maneja el público a su antojo. De volver a la revista exigiría en mi contrato hacer monólogos. Este verano tuve una propuesta para trabajar con Carmen Barbieri pero, sin menospreciar a nadie, me parece que después del Centenario del Maipo, cuando vuelva a la revista tiene que ser en otro tipo de compañía. Si bien a Carmen la adoro, y me parece muy valorable todo lo que logró, no siento que ese sea mi lugar. De regresar sería con Gasalla, Pinti, en el Maipo, por ese lado va. Que la interpretación, actuación, también esté, y no sólo ser una atracción dentro de un espectáculo.
-Regresemos a Uruguay, ¿te sentís cómoda en un programa como Bendita TV que, en clave de humor es cierto, igualmente le da palo a colegas tuyos?
-Mirá, a mí cada desconocido me ha dado tanto palo desde que empecé en televisión que, me parece, este es el momento que yo puedo defenderme dentro de mi programa que comparto con Jorge Piñeyrúa. Porque la gente sin conocerte dice tanta pavada, que duele, fundamentalmente a mi familia. Yo tengo tantos ex compañeros de distintos colegios, según los chats en Internet, y sin embargo fui desde el jardín hasta que terminé la secundaria al mismo, al Sagrado Corazón de Jesús. Siempre tuve los mismos compañeros. Pero en cuanto al programa, está libretado, lo hacemos con la mejor onda, con humor. Y, además, ¿por qué ser hipócritas?: si lo vemos de Argentina nos matamos de risa. De acá, no nos gusta. Me pasó también cuando me abría el tapadito con Luis Alberto Carballo en Dale con todo. Todos me criticaban y decían: `esta mina lo único que hace es mostrar el lomo`. Pero cuando venían programas como La Peluquería de don Mateo o No toca botón, todo el mundo hablaba maravillas de las chicas que aparecían en ropa interior. Es típico del uruguayo. Lo que sucede es que en Buenos Aires no ves a Tinelli en el supermercado. En cambio aquí, te dicen: `pero esta negrita que se cree si va al super de la esquina de mi casa`. Por otro lado, si marcás distancia con personal de seguridad como Susana o Tinelli, ya llega el comentario: `pero ésta que se cree si nació en Punta de Rieles`. Nunca dejás conforme a todos. Escuché cada cosa: que me mudé a Carrasco, y yo vengo todas las semanas y duermo en Punta de Rieles en la casa de mis abuelos donde nací y me crié. No reniego de mi barrio como tampoco tengo empacho en decir que si mañana pudiera llevar a mi abuelo a vivir a Carrasco con un séquito de personal, camioneta cuatro por cuatro y pileta climatizada, por supuesto que lo haría. ¿Eso está mal? ¿Ser ambicioso y crecer en la vida? Eso no es ser agrandado, yo disfruto y gano mi dinero, no le pido nada a nadie. Puedo darme los gustos que se me canten. La gente malgasta mucha energía en criticar a los demás en vez de concentrarse en uno mismo.
-¿No sentís temor de vivir en Argentina por la inseguridad?
-No. Inseguridad hay en todos lados. Hace dos años prendías la televisión aquí y no veías lo que se muestra en los informativos hoy. Aquí me robaron ocho veces en un año. Y no me parece que sea una cosa que se solucione con un Plan de Emergencia, para sacar a los chicos de la calle. Es algo mucho más grave. Si se forman tantos asentamientos es porque hay vacíos donde no se hacen plazas de deportes. Los niños no tienen que estar en la calle pidiendo, y los padres cobrando un plan familiar. Incluso, de todos quienes cobraron, cuando hubo un llamado para trabajar voluntariamente sólo 8% se inscribieron. Hay que empezar a producir en Uruguay, generar trabajo para la gente que no lo tiene, y los chicos en las plazas de deportes y en las escuelas.
-No es común que una persona pública divulgue su preferencia política públicamente. ¿Por qué lo hiciste?
-Por qué no lo voy a decir. Si me proclamo de Nacional y no de Peñarol, porque no voy a decir que voto al Partido Nacional si yo no le debo nada a nadie, ni me paga Lacalle por decirlo. Es un gusto mío, así como Natalia Oreiro dice que votará al Pepe Mujica. Existe temor en la gente pero eso es del pasado. Piensan: `pah, esta mina si gana el Frente la van a sacar de la televisión`. Estamos en otra época.
-¿Es más duro el uruguayo que el argentino contigo?
-Totalmente. Lo veo desde que piso el Aeropuerto. Pero no pongamos mi ejemplo, pensemos en un partido de fútbol. Si juega la selección argentina, el estadio se cae de la cantidad de personas que van a alentarla. Aquí, se critica a los jugadores porque rinden en Europa y acá no, que esto o lo otro. Falta nacionalismo. Tenemos que ser más nacionalistas y defender lo nuestro. Cuando era modelo, a una uruguaya le pagaban 500 dólares, por decir una cifra, un trabajo. Por hacer lo mismo, a una argentina le daban 1.500. ¿Por qué? ¿Por qué si los que vamos de Uruguay para allá tenemos que ganarnos nuestro lugar? Luego, cuando el público te acepta, realmente te quieren como si fueses ellos. Te adopta.
-Ahora está todo el tema de farándula en Uruguay, existe o no. ¿Qué crees?
-Me importa tan poco si hay o no. Puede sonar despectivo.
-¿Pero tu te hiciste pública también haciendo uso de eso, en los programas de chimentos por ejemplo?
-No me considero de la farándula, tengo trabajos que son públicos. No soy de la farándula ni una diva. Susana Giménez es una diva que tiene millones de dólares y puede cambiarse cinco veces al día de tapado de piel. Eso es ser una diva. Aunque te pongas tacos altos y lentes negros, no lo lográs así nomás. También está desvirtuada la palabra farándula. Radiolandia donde salía el romance de Susana Giménez con Carlos Monzón, o los hijos de Alberto Olmedo con su pareja de ese momento, eso era farándula. Hoy se considera farándula si Bam Bam que nadie sabe quién es, dejó a la novia o le mandó un mensaje de texto a la otra. Son inventos para rellenar los distintos programas de televisión.
-Pero tu formaste en algún momento parte de todo eso.
-Sí, porque es un ida y vuelta. En un momento te sirve y en otro ya no. Cuando llegué a Buenos Aires a trabajar fue porque hice un casting con Reina Reech, no porque me senté en un programa a hablar mal de una colega, como otra gente que fue de Uruguay a hablar mal de mi, y así se ganó un lugar en el medio. Ahora, hay que ver después los resultados: si hay gente que paga una entrada para verte a ti. Porque si te comés el éxito de Bailando por un sueño, estás muerta. El éxito se llama Marcelo Tinelli, esté con Claudia Fernández o con quién sea. Los 35 puntos de rating los marca Tinelli. No podés comerte esa. Estuve en dos Bailando y en un Patinando, y este año me llamaron para comedia musical pero les dije que estaba buscando ser mamá. No creo que vuelva a estar. En algún momento te ayuda mucho económicamente porque pagan muy bien, y te da la popularidad que necesitás cuando no sos conocida. Al igual que te sirven los programas de chimentos. Es un ida y vuelta, nosotros le servimos y ellos nos sirven porque promocionan los espectáculos.
-Hubo todo un escándalo con Mónica Farro del que....
-Específicamente de esta chica, nunca me senté a hablar de ella. Sólo cuando tuve necesidad de desmentir cosas que había dicho. Después opté por mandarle en Argentina una carta documento y nunca más me mencionó. Cuando gane ese juicio y cobre el dinero, así como los que le inicié en Uruguay a Andrea Ghidone, Raphael Dufort y Rafael Goncalvez, lo voy a donar íntegramente porque yo no quiero esa plata. Pero es la forma: cuando le tocás el bolsillo, toman conciencia y se callan. Aunque el daño está hecho: lo dicho al aire, sea verdad o mentira, públicamente te arruina. Entonces cuando las ofensas son públicas, las disculpas también lo tienen que ser. Esta gente tiene que aprender que no todo en la vida viene así de arriba. Me rompí el alma laburando en Argentina para hacerme un nombre, y no para que venga cualquier carita de loco a sentarse en Intrusos a decir cualquier disparate de mi porque sí. Porque quiere sus cinco minutos de fama. Ahí tenés Goncalvez lo que duró en Argentina, le hicieron un móvil en Profesionales y ahora ni sé dónde está. Uno trata de llegar como puede, pero hay maneras y maneras.
-¿Nada te bajonea?
-No, nada ni soy de tener mal humor. Nunca hice terapia ni pagaría un psicólogo. Pienso en lo que cuesta una sesión y enseguida pienso en el par de sandalias divinas que me compraría con esa plata. Amo los zapatos. Si estoy triste me compro un par, me maquillo, me pongo linda, y el ánimo cambia totalmente. Respeto a la gente que la ayuda un psicólogo, la Iglesia, u orarle a San Expedito, a quien le rezo. A mí me ayudan los zapatos, sentirme bien y linda, poner una buena música, tomarme un vino con mi marido a la noche y prepararle una cena.
-¿De qué programa te gustaría que te invitaran?
-Del Show de Don Francisco ¿te acordás? Desde chica lo veía. También me gustaría que me invitara Cacho de la Cruz, que fui hace muuuuuchos años. Me parece una persona inteligente, me gusta su humor. A mí me gusta hacer humor ácido, que puede caer soberbio de a ratos pero es el que manejo. Me gusta el humor de Petinatti en la radio, no me gusta en la televisión. Petinatti tiene que seguir haciendo radio de por vida.
-¿Que programa le gustaría conducir?
-Uno como el de Susana Giménez, que no sería copiarla, porque ella lo sacó del Ciao Raffaella hace 30 años. Me atajo porque sino dicen `ahora está se quiere hacer la Susana Giménez`. No, en todo caso me quiero hacer la Raffaella Carrá. Por otro lado, Susana es una persona que admiro mucho, ojalá pudiera llegar a ser la cuarta parte de lo talentosa que es. Para mí es una de las mejores comediantes de Argentina. Es una mina que se nota sigue siendo de barrio y mantiene los mismos valores de siempre. Y que le importa tan poco lo que opina gente de ella que la ves disfrutar de lo que hace. Es millonaria y se da el lujo de estar con un chico de 20 u otro de 40, y vivir la vida como quiera. En eso la admiro. Y el público la elige año a año; allá está haciendo treinta y pico puntos de rating los domingos. Una vez hicimos un piloto basado en ese programa, junto con Artola para Canal 10. Estaba muy bueno, pero creo que no era mi momento. Yo era más chica y uno necesita cierta madurez en lo laboral y personal. Susana empezó a los 35 años su programa. Sería un buen momento para mí.
-Se te achaca que con cierta popularidad y éxito te has puesto algo soberbia, parca o antipática, como quieras definirlo.
-No, ¿sabés lo que pasa? Cuando me preguntan una estupidez, respondo con otra estupidez. Si no me interesara esta entrevista, no estaría una hora hablando. Aprieto el play y te digo el cassette que tengo programado en mi cabeza desde hace mucho tiempo. La gente a veces viene y pregunta cada cosa... Pero no, siempre estoy disponible para notas, no tengo filtros, atiendo yo mi celular, es muy fácil contactarse conmigo. A veces la gente no separa la Claudia Fernández con el personaje de Maldita TV, pero si a esta altura no lo hicieron... bueno, qué voy a hacer.
Fuente: Sábado Show - diario El País de Montevideo - 22/08/2009
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