PRIMERAS IMÁGENES DE LA HIJA DE CLAUDIA FERNÁNDEZ

Mía, la hija de la actriz y de Leonel Delménico nació el viernes 6, en la Suizo Argentina. El parto fue por cesárea, y peso 4.100 kgs

“Cuando la mimamos Mía estira el cuello para que le podamos dar más besitos”.


A pesar que Claudia prefería que el parto fuera natural, la beba tenía el cordón umbilical enroscado en un pie, y el doctor Damián Serrano le practicó una cesárea. La flamante mamá se recuperó de inmediato y al otro día esta perfecta.

Por Mario Otamendi



















Domingo 9, a las 16:00. En la clínica Maternidad Suizo Argentina acaban de permitir el acceso a las visitas y Claudia Fernández (33) y su marido Leonel Delménico (32) le abren a CARAS las puertas de su corazón para presentar a Mía Elena, la primogénita de la pareja, nacida el viernes 6. El cansancio por las ocho horas de trabajo de parto no se percibe en el rostro de la flamante mamá, que peleó abnegadamente para que su beba llegara al mundo en forma natural. Se había internado ese día a las 10 de la mañana, rompió bolsa en la clínica, y a las 18:00. Las contracciones eran cada vez más fuertes y la dilatación estaba en los parámetros correctos, pero, sin embargo, el nacimiento no se producía. Muy a su pesar, la actriz uruguaya debió entonces aceptar la decisión de su obstetra, el doctor Damián Serrano (el mismo que atendió a Moria Casán cuando tuvo a Sofía Gala), y su partera, Sara Octaviani, y se resignó a que le practicaran una cesárea. Finalmente, a las 18:20, tras la intervención quirúrgica que duró apenas diez minutos, la pequeña nació pesando nada menos que 4,100 kilogramos, y 53 centímetros de largo.













“Quería parirla yo, pero a Mía se le había enroscado el cordón umbilical en un pie, y cuando hacia fuerza por salir, quedaba atrapada. Mía nos llenó de luz y de paz”, explica Claudia, e intenta poner en palabras lo que sucede en lo más íntimo de su ser.

Sobre su pecho, la niña duerme el más dichosos y profundo de los sueños. Leonel, que estuvo permanentemente al lado de su mujer, agrega:

“Más allá de las razones físicas, un hombre no podría soportar jamás semejante dolor. A la hora de estar haciendo el trabajo de parto, el más valiente hubiese dicho:`Basta doctor, opéreme de una vez´. Sin embargo, Claudia demostró no sólo ser una mujer maravillosa, algo que ya sabía, sino que me dio la pauta de que será una súper mamá”.


















Con apenas dos días de vida, Mia llamó la atención por ser una beba muy tranquila: “Apenas nació, le di la teta, y esa noche durmió ocho horas corridas. Leo se levantaba a cada rato para tocarla porque no sabíamos si estaba bien. Además, escuchábamos que en las habitaciones vecinas, los bebés lloraban mientras ella dormía plácidamente”, cuenta Claudia con admiración.

“Yo casi no pude descansar”, confiesa Leonel, “Estaba tan quietita durmiendo en su cuna, que me preocupaba, hasta que a las 6 de la mañana demostró que tenía hambre”. La llegada de los familiares de la pareja abrió el debate de encontrar el parecido de la beba con los padres, y la conclusión final fue un armonioso empate, pues todos le hallaron a la niña cosas de su papá y de su mamá.

“Yo la veo igual a Claudia: Mía tiene sus ojos”, sentencia Leonel.

En la tarde del lunes 9, los tres abandonaron la suite presidencial que los albergó durante el fin de semana. Habían llegado como pareja, y se fueron conformando una familia.

Fuente: Revista Caras - 10.11.2009