jueves, 14 de junio de 2012

“TODOS LOS MEDIODÍAS AMASO PASTAS CASERAS”

UN PERFIL DESCONOCIDO DE CLAUDIA FERNÁNDEZ

Pese a su imagen infartante, la vedette tiene un costado hogareño que conmueve: repite las recetas que le enseñó su abuela, para que su hija, Mía, crezca con el mismo olor a comida casera con el que se crió ella.-


Se cae de maduro que no conquistó a su marido por el estómago. Sin embargo, de no haber sido la dueña de uno de los cuerpos más deseados por los hombres, Claudia Fernández (35) tranquilamente podría haber usado la cocina como arma de seducción. Esta imponente uruguaya se crío en un hogar en el que el olorcito a comida casera inundaba cada habitación de la mañana a la noche y ahora que está casada con el empresario Leonel Delménico (33), despliega su talento culinario porque quiere que su hija Mía (2), crezca sintiendo los mismos aromas de las recetas de su abuela.-

-¿Es verdad que cuando te vas a trabajar dejás la comida preparada?

-Sí, claro. Hoy, preparé una tarta de atún. Si no dejo la cena lista, no me voy a trabajar tranquila.-

-¿Qué estás haciendo?

-En Argentina, dejé Animales sueltos porque el programa cambió de formato, pero entré en reemplazo de Iliana Calabró en Qué gauchita mi mucama, en el teatro Astros. Tengo muy buena onda con Florencia de la Ve y nunca había podido trabajar con ella. En Uruguay, sigo conduciendo Bendita TV, que ya está en su séptima temporada; y hago un infantil con producción propia que se llama La magia de Claudia TV. Es mucho, pero estoy chocha.-

-¿Cómo combinás tres trabajos, en dos países diferentes, con tu familia?

-Soy muy organizada y nos movemos en grupo. Todos los domingos, viajamos los tres a Uruguay porque Bendita sale en vivo. Los lunes grabo el infantil y alguna que otra publicidad que me surja allá. Y después nos volvemos todos juntos para que pueda hacer la función del teatro del miércoles. Los lunes, Mía no va al jardín. Pero es chiquita y eso no es un problema. Y mi marido me banca a full. El día que lo conocí, en enero de 2008, le dije: “Si te gusta la vedette, bancate la purpurina”. Tengo horarios complicados y viajo de un lado para el otro. Y él se amolda a las circunstancias.-


-¿Puede sobrevivir un matrimonio sin verse en todo el día?

-¡Por eso nos llevamos bárbaro! Cuando nos vemos, es para tener sexo. Imaginate que no nos vamos a perder el poco tiempo que tenemos para discutir. Es más, a veces, estoy con él y digo: “¿Yo no estaba enojada con vos a la mañana? Pasó tanto tiempo que ya me olvidé por qué…”. Es muy divertido vivir así. Pero tengo otra regla para la pareja.-

-Decime, por favor.

-Cuando llega Leo, yo siempre estoy bañada, encremada, con minifalda y tacos puestos y bien peinada. Jamás me va a encontrar en ojotas y en babucha. Hago todo lo que necesito para mantenerme en forma. Voy a cumplir 36 y no quiero dejarme estar. Pero también me ocupo de dejar la cena lista para la noche, cocino y muy bien.-

-¿Cuáles son tus platos de cabecera?

-Comemos muy sano. Al mediodía amaso pastas y a la noche, preparo cosas más livianas como salmón en papel de plomo con morrón, cebollita y papas. Los lunes, que estamos en Uruguay, comemos afuera. Y los martes, que yo no tengo teatro, a veces cocinamos juntos.-

-¿Quién te enseñó a cocinar?

-Mi abuela paterna, Pola, que fue la que me crió. Ella se la pasaba cocinando. A la tarde aparecía con un budín de naranja para tomar el mate, si llovía hacía tortas fritas y amasaba las pastas de los domingos. Cuando yo llegaba del colegio, a las 12, siempre estaba el almuerzo listo. Y, obviamente, nunca faltaba una sopita de verduras.-

Mamá sexy 
Claudia se babea con su hija Mía y quiere darle un hermanito, pero dentro de unos años: “De dulce, esa espera no tiene nada: se te hinchan las piernas, tenés acidez, vomitás sin parar, te duele la cintura…” se queja.

-Esos olores de la infancia quedan grabados en la memoria.

-¡Ni hablar! De hecho, cuando cocino ciertas cosas que ella me enseñó, es como si mi abuela metiera la mano porque me queda el mismo gusto y el mismo aroma de la comida que hacía ella. Falleció hace cuatro años y la extraño muchísimo. Por suerte, todavía lo tengo a mi abuelo, Juan Antonio, que tiene 84 años y está en el Uruguay.- 

-¿Y por qué te criaste con tus abuelos y no con tus padres? 

-Porque mis viejos se separaron y mis hermanos, Mariana y Fernando y yo decidimos quedarnos con ellos. Pero fue porque en ese momento mis padres trabajaban mucho. Después, mi papá y mi mamá, por separado, tuvieron dos hijas más: Karen y Adriana. Pero yo tuve una infancia increíble. Jugábamos al básquet en la calle, nos trepábamos en los árboles…¡Yo era una india! Mi abuelo me había hecho una casita en un árbol y yo andaba siempre trepada. Ojalá que Mía pueda tener una niñez igual a la mía, porque yo la disfruté a morir.- 

-¿Y va a tener un hermanito? 

-Me lo pide y yo quiero que sea hija única. Pero me aburre el embarazo. Es muy largo. Y, de dulce, esa espera no tiene nada: se te hinchan las piernas, tenés acidez, vomitás sin parar, te duele la cintura… Eso no es para mí.- 

Nancy Duré 
Fotos: Virginia Rodríguez 
Fuente: Revista Pronto – 13.06.2012

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