“NO LE TENGO MIEDO A NADA”
Claudia Fernández se define multifacética y asegura que no le tiene “miedo a nada”. A los 17 años se fue sola a vivir a Bangkok, luego estuvo en México y en 2005 viajó por el día a un casting en la academia de Reina Reech. Desde ese momento su carrera se desarrolla entre Uruguay y Argentina. Post entrevistó a una “tipa de barrio” que llegó al living de Susana y al Bailando de Tinelli.
Domingo, 19 horas: Claudia Fernández llega a canal 10 para hacer, dentro de dos horas y media, Bendita TV.
Está de buen humor y dispuesta. Ni bien recibe a Post le suena el celular. “Es de Buenos Aires”, dice y atiende. Habla un par de minutos con su marido Leonel Delménico, quien la volverá a llamar en medio de la entrevista. Están coordinando cómo Fernández presentará su línea de esmalte de uñas en el programa. “Las propuestas que me llegan las arreglo yo en lo artístico y cuando tengo que acordar el dinero lo mando a mi marido que tiene su empresa y sabe de negocios un montón. Desde que estoy con él gano mucho más dinero que antes”, comenta.
“Ando de reunión en reunión. Hay mucha vorágine, no paramos”, cuenta. Fernández dice que su vida y la de su familia “es tipo gitanos”. “Mi marido desde que me conoce está siempre con bolsos porque vamos y venimos constantemente”, agrega.
Ahora sí. Claudia se sienta en el sillón de la desierta cafetería del canal. Cruza sus piernas tapadas hasta las rodillas por unas botas de cuero marrón y comienza a contar su historia.
-Cuando mirás para atrás y repasás cómo arrancaste ¿te crees esto que pasa hoy?
-Yo siento que siempre estoy arrancando. No me conforma nada. Veo que pasaron los años pero yo sigo arrancando con la convicción de que hay mucho más por hacer y, gracias a Dios, en mi país. Yo siempre digo que nunca me fui del todo, siempre estuve. Trabajo en canal 10 desde hace 12 años y eso está bueno. Trabajo de lo que me gusta tanto en Uruguay como en Argentina.
-¿Pero podés mirar para atrás y ver todo lo que conseguiste en este tiempo?
-Sí. Y me encanta. Estoy súper agradecida a Ricardo Artola porque él es el culpable de que pueda trabajar de lo que me gusta. Si en el primer casting que vine al 10 me hubiera dicho que no para el papel de “Dale con todo” tal vez me hubiera dedicado a otra cosa.
-¿A qué?
-A diseñar casas, yo soy diseñadora de interiores, o a otra cosa. Por eso fue muy importante tener la posibilidad de entrar a canal 10.
-¿Vos siempre soñaste con esto?
-Siempre, desde chiquita sabía que iba a estar relacionada con algo de esto porque es lo que más me gusta. Me encanta.
-¿Hacías la clásica de pararte frente al espejo?
-Claro. Me paraba frente al espejo con la fudna de la almohada como un vestido de strapless, el desabillé de mi mamá y mi abuela, los tacos. Jugaba a que hacía Hola Susana con las muñecas que eran mis invitadas.
-¿Te gustaba Susana Giménez?
-Me encantaba Susana. Era mi idola. Y mi abuela tenía las revistas Radiolandia y a mí me encantaba también Nélida Lobato, Claudia Lapacó, que en ese momento era vedette.
-¿Cuándo te encontraste con Susana se lo dijiste?
-Sí. El día que fui al living se lo dije. No al aire, se lo dije a ella antes porque Susana es así como la vez al aire. Es una mina súper sencilla y macanuda con la que se pueda hablar. Ella se mataba de risa. Fijate que Susana empezó su primer Hola Susana a los 36 años, los mismos que tengo yo ahora. Y mirá quién es. Es una muestra de que nunca es tarde para empezar.
Una chica de barrio sin miedo.
-¿Te dio miedo en algún momento el llegar a un medio como el argentino.-
-Nunca fui muy miedosa. A los 17 años me fui a vivir sola a Bangkok cinco meses, después estuve en el DF de México viviendo. Me fui a trabajar como modelo publicitaria. Fui siempre muy mandada. Incluso ahora.
-¿Cómo llegas a Argentina?
-Un día mirando Intrusos vi que Reina Reech hacía un casting en su escuela de baile, así que compré los pasajes y me fui con mi hermana y mi sobrinita por el día. Tenía un número muy alto y yo veía que se me pasaba la hora y después tenía que volver. Cuando me tocó estaba muy apurada y muy nerviosa. Bailé una coreografía que me marcó Valeria Archimaut, que trabaja junto con Reina, y cuando terminó me dice Reina “quedaste”. Yo me sorprendí y le dije “así, ¿ya está?”. “Sí, ya está”. “Las que se van ya se van sabiendo y vos quedás”, me contestó. “Empiezan mañana los ensayos”. Yo me reí y le dije que me tenía que volver en un ratito a Montevideo. Ahí surgió una charla porque yo era uruguaya y teníamos amigos en común. La cuestión es que me quedé viviendo tres meses en la casa de ella.
“Tanto en la vida personal como en la profesional hice la mía sin pisarle la cabeza a nadie”
-De barrio a full. Lo primero que hago cuando me bajo del baro es ir a almorzar a Punta de Rieles con mi padre, mis abuelos, mis hermanos. Yo no cambio nunca. Por ahí disfruto de otras cosas pero no pierdo la esencia.
-¿Alguna vez sentiste que alguien dijo “mirá cómo cambió”?
-Pero eso es muy de uruguayo que dicen mirá cómo cambió cuando en realidad no cambió nada. Y además es muy difícil conocer a alguien por el personaje de televisión., que no siempre es real.
-¿Tu personaje en Bendita es real?
-No. Mi personaje es siempre la mala y el Piñe es el bueno, por el hecho de que el Piñe vive acá y yo en Buenos Aires y él se cruza con todo el mundo y yo no me cruzo con nadie. O sea que no tienen posibilidades de conocer cómo soy realmente. Entonces lo que digo en Bendita no es mi verdadero pensamiento y tampoco lo expondría nunca en un programa de televisión.
De las plumas a los monólogos.
-La otra vez dijiste en una nota que no hiciste muchas temporada de vedete y que sin embargo te recuerdan mucho por eso.
-Sí, lo debo haber hecho bien. Porque fueron solo tres temporadas y luego hice teatro de comedia o monólogos. Igual fue muy importante haber hecho el centenario del Maipo, siendo uruguaya, con todas las vedetes argentinas que hay.
-¿Cómo te considerás?
-Una persona multifacética. Tuve que patinar sobre hielo y patiné, y nunca había patinado. Nunca estudié baile pero estuve en cuatro Bailando por un sueño. Yo me mando. No tengo problemas. Nunca los tuve. Yo iba a un casting por un comercial y me decían “¿sabés andar a caballo?”, “sí”, “¿pero perfecto?”, “sí”. Y si quedaba tendría uan semana o 10 días para aprender.
-¿Y eso siempre lo tuviste o lo incorporaste con el tiempo?
-Es que en este medio no podés ser un dormido porque las posibilidades a veces pasan solo una vez. Entonces no sabés a dónde te puede llevar una oportunidad por mínima que parezca.-
-Cuando conociste a tu marido ¿debiste cargar con algún estigma por tu pasado de vedete y por ser de la tele?
-No porque el argentino es más relajado en ese sentido. Nos conocimos en una playa a las 10 de la mañana y desde ese día no nos separamos más.
-¿Y antes te había pasado eso de que te miraran de reojo por tu trabajo?
-No, pero nunca además estuve tan abierta al amor. A él lo conocí grande, a los 31 años. Antes tenía las energías puestas solo en mi carrera y en mi trabajo. Tuvo la suerte de que me conoció en un verano vulnerable para mí y que estaba más sensible.
-¿Por alguna situación especial?
-Sí, por una situación familiar. Entonces coincidió todo. Nunca busqué una relación profunda ni formar una familia ni mucho menos. Todo eso surgió con él.
Claudia en otro ambiente
-¿Te preocupa lo que puedan decirle a tu hija en el colegio sobre que su mamá usa poca ropa en la TV?
-No. La verdad que no. Porque mi hija es la que vive el día a día conmigo y sabe cómo es su madre.
-¿Cómo es la relación con las madres de las compañeras de colegio de tu hija?
-Yo vivo en un country en Buenos Aires y las mamás de las compañeras de mi hija son madres con las que me reúno todas las tardes, de lunes a viernes, a tomar mate. Un día en la casa de una al otro en la casa de otra. Nos quedamos hasta las ocho de la noche chusmeando, entrenamos juntas y son todas unas diosas que cualquiera podría estar con plumas. Así que es súper normal.
Allá es otra historia. Allá nadie está pendiente del otro. Te dicen “che que bien que bajaste de peso y tonificaste ¿entrenamos juntas?”. Eso es normal. Ojo que acá también me pasa eso con mis amigas. Yo no compito con nadie, soy compañera.
-¿Sentís que te envidian en Uruguay?
-Yo no siento que me tengan envidia. Las mujeres me piden fotos para el marido en un shopping con buena onda. Les digo para que se la saquen conmigo y me dicen “no, solo vos que es para mi esposo”. Por ahí le pasa eso a Francescoli que es ídolo en Argentina y no es ídolo acá.
-¿Vos te sentís idolatrada en los dos países?
-Yo me siento profeta en mi tierra y me encanta. Me pasó en la gira por el interior de Uruguay con Gemelas, que hago con Gladys Florimonte, fueron 8.000 personas en 12 días. Me siento súper querida.
-¿Y cuál es la clave para llegar, mantenerte y avanzar?
-Yo siempre, tanto en la vida personal como profesional, hice la mía sin molestar a nadie, sin pisarle la cabeza a nadie, preparándome cada vez más y laburando mucho.
-Hace un rato dijiste que no tenías miedo a nada ¿tenés algún desafío profesional?
-No. Dejo que la vida me sorprenda.
-¿Te gustaría hacer una película?
-Sí. Me encantaría. Pero no son cosas que pienso porque me pasaron muchas cosas inesperadas y eso está bueno.
-¿Mirás cine?
-Cuando tengo tiempo.
-¿Lees?
-Sí, leo mucho.
-¿Qué lees?
-Ahora acabo de terminar la trilogía Las cincuenta sombras de Grey.
Producción Lic. Ana Mieres Foto: Diego Olivera Textos: Diego Muñoz
Fuente: Revista Post – 02.04.2013
Perseverancia, valentía, audacia, Humanidad...belleza es lo que define, principalmente a Claudia.
ResponderEliminarAbrazos.