HASTA TINELLI Y EL MAIPO NO PARÓ
De Punta de Rieles a Punta del Este, de tapas de revistas con poca ropa a la dupla con el Piñe en el 10, Claudia repasa su carrera, su vida y sus proyectos.
Hay un detalle que distingue a Claudia Fabiana Fernández Viera de cualquier diva o estrella argentina: no tiene ningún prurito para revelar su edad. Con 41 años y luego de haberse codeado con todo el star-system de la farándula vernácula porteña, desde hace más de una década es figura televisiva de Canal 10, acá en su país. Cruzó el charco cuando acá le hacían un primerísimo primer plano de su cola en Dale con Todo para demostrar, del otro lado del Plata, que más allá de su figura descomunal, ella era toda una artista. Bailó y patinó en el show de Marcelo Tinelli, se lució como vedette de Gerardo Sofovich y fue tapa de revistas, pero también insistió con el baile, actuó, y ahora, incluso, pinta en sus ratos libres para recuperar la calma.
Tras la decisión de tomarse un año sabático de la producción general de Bendita TV para 2018, Claudia Fernández concedió una charla en el parador de Ovo Beach, frente a Enjoy Conrad, donde seis noches a la semana se luce con destrezas entre acróbatas y bailarines de veintipoco. Dice que su hija Mía la aplaude a rabiar todas las noches y tiene una sensibilidad artística especial.
Claudia, la chica de Punta de Rieles que hasta Tinelli y el Maipo no paró, ahora tiene nuevos desafíos por delante. Y todos autogestionados en rituales casi místicos donde desea con determinación (y desde sus tripas) lo que quiere alcanzar. Porque ella sí que tiene claro eso de tener mucho cuidado con lo que se sueña, porque se puede hacer realidad.
-Pensé que tu etapa en el show de revista y las plumas había quedado atrás. Sin embargo, ahora sin plumas, volvés a ser vedette de un espectáculo como el de Stravaganza. ¿Por qué?
-No soy vedette, porque no es una revista. Sí hay algunas figuras que somos más destacadas porque somos más conocidas que otros, pero hay más de 30 chicos que dejan la vida cada noche en el escenario. Pero no es una revista, no hay vedette y no hay plumas. Sí soy la figura femenina de Stravaganza. Maxi de la Cruz va llevando el hilo conductor mientras atrás de él sucede todo... Hay mucha destreza, la mayoría de los chicos son acróbatas, gimnastas, los bailarines son muy pocos, es un show con la adrenalina a full de principio a fin. Gisela Bernal está en Stravaganza desde 2012, está Abigail Pereira, y está deslumbrante. Es un show que para mí fue un desafío, en cuanto al físico, porque soy la mayor.
-El show se desarrolla seis días a la semana. ¿Sentís el cansancio?
-Mi partenaire tiene 30 años, pero todos tienen 21, 23 o 26, yo tengo 41 y te juro que me duele todo cuando termino. Nunca me había puesto cintas en las manos y en los pies, para hacer acrobacias en el aire. Para mí es algo nuevo, lo tuve que aprender de cero, nada que ver con mi entrenamiento habitual. Tuve que irme por un tubo por la pileta, o saltar de espaldas desde cierta altura y me sostiene uno solo... tenés que confiar plenamente en él. Tuve que enfrentar determinados desafíos si quería ser parte de esto. Yo me fui a ensayar tres semanas en noviembre a Buenos Aires y luego dos semanas más acá.
-Hace poco una panelista de chimentos de Argentina, Analía Franchín, compartió una foto tuya, muy elegante en un evento, y escribió "Evolución". Vos le contestaste en Twitter que si ella pudo evolucionar después de Guillermo Cóppola, para vos fue muy fácil. ¿Por qué te molestó la palabra evolución?
-Porque estoy harta de la agresión de mujeres hacia otras mujeres. Estoy harta de la hipocresía del "Ni una menos" o pedir igualdad y después matarnos entre nosotras. Y fue una agresión, porque si quería decir un piropo decía: "Qué mona que está Claudia". Pero si ahora pone "evolución", ¿qué era antes? ¿Por qué "evolucioné"? Ese comentario genera que 30 más contesten y agredan, es algo innecesario, yo ni siquiera la sigo en las redes a esa chica.
-¿Crees que hay cierto prejuicio sobre vos?
-Creo que hay tiempo para todo: cuando tuve que ser vedette, fui vedette, cuando tuve que estar platinada, estuve platinada, cuando para el Maipo tuve que tener el pelo colorado, lo tuve colorado, hoy se me cae el pelo en la pileta todas las noches y me voy a tener que bancar un corte de pelo radical cuando termine la temporada. Soy una profesional que me amoldo según el momento. Hoy soy mamá, y salgo con muy poca ropa casi todas las noches, lo disfruto muchísimo, mis hijos, mi marido me ven y me aplauden de pie.
"Estoy harta de la agresión de mujeres hacia otras mujeres. Estoy harta de la hipocresía del "Ni una menos" o pedir igualdad y después matarnos entre nosotras. Si ahora pone "evolución', ¿qué era antes? ¿Por qué 'evolucioné'?"
-¿Qué te dice tu hija Mía?
-Mía tiene una percepción del arte que está despegada, para la edad que tiene (8 años). Ama el show, ama la música, sabe el esfuerzo que es para mí hacer esto todas las noches, lo tiene clarísimo.
-Hablando de Twitter: cuando nos enteramos del crimen de la niña Valentina de 9 años, en Rivera, escribiste un tuit muy polémico que terminaba: "Entreguen ese asesino al pueblo". ¿Crees en la ley por mano propia o lo escribiste presa de la indignación?
-No creo en la ley por mano propia. Soy mamá, y en el momento en que leí la noticia automáticamente pensé en mi hija, y reaccioné así: "¡Dame que lo despedazo!" Reaccioné como mamá, me olvido al tuitear que soy figura pública o conductora de TV, reaccioné como mamá cuando leía. No me arrepentí de ese tuit.
-¿Entonces pensás que el pueblo tiene que ajusticiar a los abusadores y violadores?
-No se recuperan más. Hay tipos que caen y tenían antecedentes, pero andaban sueltos por la vida. Hay mano blanda... hay personas que son irrecuperables. En ese momento, cuando tuiteé, estaba leyendo que vecinos de Rivera querían copar la comisaría. Yo leí eso y pensé: "Que les abran las puertas de la comisaría". Pero no es que piense que cada delincuente que haga algo hay que salir a buscarlo, pero en esa situación, que había gente derrumbando la puerta de la comisaría para matarlo, en esa situación, sí. Que los dejen, que se hagan los distraídos, como se hacen los distraídos por tantas otras cosas.
-Volvamos a tu carrera. Zulma Lobato cantaba: "Hasta Tinelli y el Maipo no paro". Vos llegaste a Tinelli y al Maipo, hace años. ¿Son dos grandes mojones de referencia para determinados artistas del Río de la Plata?
-Para mí, que fui vedette en Argentina, haber participado de los 100 años del teatro Maipo fue lo máximo con respecto al género revista, que me encanta.
-¿Y Tinelli?
-Y Tinelli no sólo me dio la diferencia económica, sino que me dio la popularidad en Argentina, hizo que me conocieran masivamente millones de personas. ¡Me pareció muy loco contar mi noviazgo en el living de Susana (Giménez)! Yo de chiquita la miraba por tele. O comer con Mirtha (Legrand). Mi abuela estaba viva cuando mi primera temporada en Mar del Plata, y fui a comer con Mirtha, ¡y mi abuela no podía creerlo! Salió por el barrio a contárselo a todo el mundo, iba a hacer compras por gusto para contárselo a la del almacén. Quería que todos supieran que la nieta había comido con Mirtha. Todas esas cosas las veo a la distancia, me parecen graciosas, pero todo eso hizo que se me valore mucho más acá. El uruguayo, para valorar a sus amigos necesita que primero lo valoren afuera.
"En el momento en que leí sobre (del crimen de Valentina) pensé en mi hija, y pensé: '¡Dame que lo despedazo!' Reaccioné como mamá. Estaba leyendo que vecinos de Rivera querían copar la comisaría. Yo pensé: 'Que les abran las puertas de la comisaría'".
-En 2007 fuiste la primera uruguaya compitiendo en Bailando por un Sueño. Luego participaste del Patinando por un Sueño también. Se ha hablado mucho de lo duro que es aguantar los códigos de ese reality show televisivo: las presiones, las chicanas, la competencia feroz, los escándalos y los rumores malintencionados. ¿Qué lectura hacés hoy, 10 años después, de tu participación en el Bailando?
-Cuando yo participé había que bailar, punto número uno. Moria (Casán) era participante, Flor de la V y Catherine Fulop eran participantes. Sin desmerecer, yo no sé quiénes bailan hoy... Son "la que hizo tal cosa, la que salió con Fulano", me tenés que nombrar 10 personas para saber quién es. Yo tuve la suerte que Nazarena Vélez se quebró un dedo y como Gerardo (Sofovich) era el productor del espectáculo ("El champán las pone mimosas") y Gerardo estaba en el jurado, y él dijo: "A Nazarena la reemplaza Claudia Fernández, sí o sí". Y así entré yo al Bailando. De todo eso que nombraste, la competencia siempre existió y había que dar una previa, pero la previa era un poco más sana, yo tenía que jugar conmigo, hoy es arrancarse los ojos... Ponele: Graciela Alfano era jurado y yo bailé de Caperucita Roja en un striptease, y ella dijo: "No me gustó, estás muy de rojo". Y mi respuesta era: "En mi época Caperucita se vestía de rojo, capaz que en la tuya era en blanco y negro. Si bailo de Caperucita, ¿me voy a vestir de azul?". Ese era el máximo quilombo. ¡Hoy es de Heidi eso! Ahora tenés que despedazar un compañero y otras cosas horribles, no hay límite, hasta con los niños se meten.
-Si te llamaran ahora, ¿no irías?
-No, siempre me llaman. Me propusieron bailar con Leo (Delmémico, mi esposo) también, como Rocío Guirao Díaz, que bailó con su esposo. Yo no tengo necesidad de exponer a mi familia.
-Considerando esos años de tapas de revistas como Hombre, Maxim y Playboy, y desde la madurez de los 41 años ¿te arrepentís de haber hecho algo en aquella época de soltería, fama y conchero? ¿O de alguna relación inconveniente?
-Cuando hice la tapa de Playboy ya estaba casada y era madre de Mía. No, no me arrepiento de nada. El estar como estoy hoy y plantada como estoy hoy tiene todo que ver con lo que viví todos los años previos. No sería quién soy hoy sin todo eso, todo es aprendizaje y enseñanza. Cada persona que llega o pasa por tu vida es por algo. Todo lo que soy hoy: conductora de TV, vedette, modelo... Me ponía tacos, deshabillé, jugaba a que conducía un programa con una planilla, quería ser Nélida Lobato y bajar con plumas.
-¿Por qué vivías con tu abuela y no con tus padres?
-Mis padres estaban separados, y elegí vivir con mis abuelos paternos, y con mi papá. Con mi madre no tenía una relación estrecha. Papá siempre estaba trabajando, era mecánico tornero. La que me hacía la comida y me atendía era mi abuela.
"Cuando yo estaba en el Bailando, la previa era un poco más sana, yo tenía que jugar conmigo, hoy es arrancarse los ojos... ¡Hoy es de Heidi lo que hacíamos! Ahora tenés que despedazar un compañero y otras cosas horribles, no hay límite, hasta con los niños se meten".
-Así como soñabas con trabajar en TV o ser actriz, ¿también jugabas a las mamás y te imaginabas formando una familia?
-¡Siempre! Formar una familia también lo soñé. Siempre fui de jugar con muñecas y me imaginaba mamá de una nena y un varón. Yo creo que desde muy chiquita trabajé lo que después, de adolescente, empecé a trabajar conscientemente. Yo materialicé mis deseos, desde muy chiquita y de adolescente, cuando estudié metafísica... Mirá, nada es casualidad en mi vida. Esto que estoy haciendo en Stravaganza lo atraje yo el 21 de agosto y el 25 me llamó Flavio (Mendoza).
-¿Cómo es eso? ¿Cómo lo atrajiste?
-Lo atraje porque le pedí al universo que me sacara el piloto automático, que me sacara de la zona de confort, donde estaba haciendo la plancha. Necesitaba volver a sentir nervios en el estómago, volver a encomendarme como cada noche en el Maipo a mi abuela, que yo me concentraba y le pedía: "abuela, no me sueltes la mano". Eso necesitaba volver a sentir. Y lo pedí el 21 de agosto, el día que hubo un eclipse, hice un ritual, lo pedí, y el 25 de agosto me llamó Flavio para proponerme este trabajo. Yo nunca había trabajado con él, no tenía ni su número registrado, me llegó un mensaje de un número desconocido que decía: "Clau, quiero saber si este es tu número". Era él, y ahí arrancó esto de Stravaganza en Punta del Este.
-Tenés un cuerpo envidiable para cualquier mujer, habiendo sido madre dos veces. Tenés los abdominales marcados y de hecho, sos instructora de strong by zumba. ¿Cómo nació ese interés por esa modalidad?
-El strong by es un entrenamiento funcional sincronizado con música electrónica, es de los que tienen la licencia de zumba, por eso dice "by zumba", pero de zumba no tiene nada. O sea, la señora que baila zumba en el gimnasio no puede hacer esta clase de entrenamiento porque se muere, queda con la lengua afuera. Lo puede hacer, pero después de un gran entrenamiento. Y nace porque con el entrenamiento funcional que empecé con Bruno Pérez sentí que me cambió el cuerpo radicalmente. Me "limó", me comprimió. Yo soy una mina grandota, pero me empezó a quedar un cuerpo más fitness. Cuando me llega la propuesta de Estados Unidos de ser la embajadora de strong by zumba, esta nueva disciplina de entrenamiento, dije: "Bárbaro, tengo que hacer el curso". Y lo hice. Es como el entrenamiento funcional, pero con electrónica, que hace que te exijas cada vez más y llegues al máximo de tu potencial.
"Lo de Stravaganza lo atraje porque le pedí al universo que me sacara el piloto automático, que me sacara de la zona de confort, donde estaba haciendo la plancha. El 21 de agosto hubo un eclipse, hice un ritual, lo pedí, y el 25 de agosto me llamó Flavio Mendoza".
-La de 2017 fue la última temporada de Bendita TV tras 13 años, un programa que se había convertido en clásico y que en su momento ganó el Iris de Oro. ¿Por qué terminó?
-Capaz que terminó por esto que te decía, de estar haciendo la plancha. Necesitamos un año de descanso, todos. No termina definitivamente, es un parate. De hecho, si yo pienso en una dupla, pienso en el Piñe (Jorge Piñeyrúa). La decisión fue de todos, era algo que se venía charlando entre todos. Los números daban bien, los auspiciantes estaban, y creo que es cuando uno tiene que parar: cuando está arriba. Dijimos: "paremos un poco".
-¿Cómo lo tomaste cuando te lo anunciaron?
-Veníamos charlando y en un momento todo cuadró para decidirlo. Cuando me comunican la decisión tomada, no me sorprendió para nada, porque aparte tanto el Piñe como yo somos figuras del canal y podemos elegir qué hacer. Nos cuadraba parar ahora, además, porque el año que viene está el Mundial y cuando hay Mundial, todo se modifica. Era el año para parar. Y capaz que volver, pero volver renovados.
-¿Hay planes de otro programa de TV?
-Sigo con Escape Perfecto y voy a hacer teatro. Y entre marzo y abril estreno un unipersonal, con Alfredo Leirós.
-¿Volverías a radicarte en Argentina? Tu esposo es de allá. ¿Qué tendría que pasar para que volvieras a cruzar el charco?
-Una buena oferta de trabajo para cualquiera de los dos. No tengo rollos con moverme del país. Me voy a Argentina, como a Ecuador, Perú, Chile o donde sea, si es por trabajo y es algo que suma para la familia. No tengo apego a los lugares ni a las personas.
-Le dijiste a Galería que ni loca te ponés una joggineta y una remera, ni andás con chancletas. "Porque sé que es un día de chancletear y no me saco las chancletas nunca más. Le tengo pavor a eso", dijiste. ¿Cree que eso está a un pasito de la desidia, de dejarse estar?
-¡Es que es un camino de ida! Caería en el pozo de la joggineta, y no te la sacás nunca más. Y no hay nada más anti-erotizante que la joggineta... que me perdonen todos los uruguayos que aman andar de joggineta para los fines de semana, o las chancletas. Hay algo peor que son los hombres de crocs. Es aberrante. Leo (su esposo) cuando llega a su casa encuentra a su mujer bañada, perfumada, no producida ni maquillada, pero me gusta vestirme linda para él y hasta me pongo perfume para dormir. Me gusta que él llegue a su casa y me encuentre así, porque hay muchos hombres que manejan despacio al volver a su casa, porque en realidad no quieren volver a su casa, donde lo invade el olor a frito, la mujer está de joggineta, el tipo llega y se pone a ver fútbol, o peor: hay tipos mayores de 25 años que se ponen a jugar al play station. Entonces, no quiero caer en esos lugares comunes.
"No tengo rollos con moverme del país. Me voy a Argentina, a Ecuador, Perú, Chile o donde sea, si es por trabajo y si suma para la familia. No tengo apego a los lugares ni a las personas"
-No tenés Facebook, pero sos muy activa en Instagram donde 30.000 personas ven tus posteos diariamente, y algunos son posteos pagos como cuando promocionás productos de Conaprole. ¿Por qué no tenés Facebook y qué te atrae de Instagram?
-Nunca tuve Facebook. El Twitter lo abrí a pedido de un productor, con el que estábamos haciendo una obra en Carlos Paz para promocionar la obra, y con Instagram me pasó algo parecido. Pero Instagram me gusta porque yo busco ideas para decorar y ahí busco y encuentro de decoración, de moda, comidas... El Facebook es para interactuar con alguien de la escuela, cuando era chica, yo que sé... ¿Qué puedo tener en común con alguien que fue mi compañero en segundo de escuela y que me busca en Facebook?
-¿Cuándo te convertiste en empresaria?
-Cuando me di cuenta que mi nombre vendía. Por ejemplo, cuando Si-Si me propuso hacer una línea de ropa interior y vendimos 50.000 conjuntos en un año. Eso fue hace cinco años. Después vendí con un perfume de Nuvó, con la crema dorada (una edición fabulosa), accesorios Gillad... todo eso.
-Has dicho que preferís que tu esposo te peleé los números, cuando alguien te quiere contratar. Cuando estabas soltera, no tenías representante, y tu cachet lo peleabas vos misma. Desde que él maneja tus tarifas pasaste a ganar el triple. ¿Un hombre negocia mejor que una mujer temas de plata?
-No, es sólo que él se dedica a eso. Si él fuera mecánico o cirujano, seguramente yo me pelearía mi cachet. Entonces, nadie mejor que él. Yo me dedico a la propuesta artística, él pelea los números. Yo charlo con Flavio (Mendoza), no con el productor. Ponerle precio a tu propio trabajo es raro, y si te lo pelea otro, es más frío: "Es tanto o no lo hace". Está bueno que él no tenga sentimientos en cuanto al proyecto, pero claro, al representar a su mujer, va a intentar sacar lo mejor de esa negociación.
-Muchas veces te he escuchado hablar de energía y de fe, anteriormente me hablaste de metafísica. ¿Sos una mujer espiritual?
-No sé si esa es la palabra. Yo diría que soy curiosa, me gusta estudiar sobre otras cosas, siento que hay una energía que todos tenemos y por ahí no le sacamos todo el potencial. Me gusta investigar todo eso. No tiene nada que ver con la fe católica, yo crecí en esa fe, fui bautizada, tomé la comunión, soy súper creyente y ante todo, confío en Dios, pero también en San Expedito, un santo que la Iglesia no lo tiene muy de su lado... pero a mí me ha ayudado mucho, el santo de las causas perdidas, de las causas justas. Pero también creo en lo que uno puede provocar, lo que uno puede generar, la fuerza interna que todos tenemos y a veces no desarrollamos.
-¿Sos feliz?
-Sí.
Por César Bianchi, Fotos de Stravaganza: Vito Callejón
Fuente: Montevideo Portal - 16.01.2018